domingo, 28 de febrero de 2021

poética


voy siempre a la misma cantina

y me siento siempre a la misma mesa

-al fondo, a tres metros de la puerta del baño-

y me atiende siempre la meche o 

cuando la cabrona no puede presentarse al trabajo por estar demasiado cruda

su sobrina maría del refugio, alias la cukis

y siempre le digo a la meche lo mismo

"¿te sientas un ratito en mis piernas?"

y pido para tomar la misma mierda que pido todas las veces:

un puto whisky con tres hielitos

y pongo siempre las mismas canciones de josé alfredo en la rocola

y una que otra de juan gabriel entreverada

proque a la puta cantina solamente van hombres machos y cabrones

que no oyen canciones de maricones no vaya a ser que les aflore

la parte femenina de su naturaleza y se vuelvan putos

y siempre hay un punto al que llego después de meterme una docena de tragos

donde me asalta la idea de que posiblemente mi vida sea una cagada

"¿crees que agarrar el pedo todos los días sea la conducta apropiada

que el mejor poeta de jalisco y nayarit deba seguir?"

"¿crees que vas a conseguir el puto nobel de poesía

si en lugar de esforzarte por dominar los arduos principios de la composición poética

tu mayor interés consiste en ver la forma de llevarte a la meche a coger?"

"¿crees que tu puto cerebro aguantará inmpunemente sin deteriorarse

que le sigas metiendo diariamente todo ese montón de mierda que le metes?"

y siempre me pone melancólico pensar en estas cosas

de modo que para quitarme la tristeza el desasosiego que me causan

le pido a la meche que me ponga uno doble de lo mismo

y que venga a sentarse un ratito en mis piernas

y siempre resulta que mi táctica funciona

porque al segundo doble que me chingo ya vuelvo a sentirme de puta madre

más animado, más optimista e incluso convencido

de que el puto nobel probablemente me lo terminarán dando este año

y siempre termino hasta la madre de borracho por ahí de las 2 am

y le digo a la meche que es el amor de mi vida y que debemos casarnos

que yo la saco de puta y que le pongo casa

y si la meche está borracha capaz que la convenzo de irnos al hotel a clavar

siempre y cuando no ocurra que mientras yo me voy a echar una meada

y a meterme una raya para controlarme

la muy cabrona no se vaya a culear con algún otro pendejo


y así se me van yendo siempre los días y los años y la puta vida









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