lunes, 20 de octubre de 2025

lo más cerca que he estado de bukoski


los ángeles a finales de los 70 del siglo pasado

sonaba david bowi juan gabriel flitwood mac entre otros

todo mundo estaba medio loco y se metía crak

yo estaba medio loco y enamorado de maría cristina

ella acababa de autoinducirse un aborto a base de pastillas

y atravesaba una fase de odio y aversión al contacto con los hombres

un tal bukoski que tenía ya unos cuantos libros de puta madre pero no alcanzaba todavía

la categoría de mito tragaba whisky en algun bar de huntington o pasadena 

yo tenía un toyota corolla del año de la tostada

y hubiera podido agarrar el freeway cualquiera de esas noches rumbo a huntington o pasadena

y sentarme junto al hijo de puta a oírlo hablar de sus putas y sus caballos y de cómo 

se despertaba con resaca cada día y vomitaba como un loco y hacia mediodía

destapaba la primera lata de budweiser y volvía a empezar todo otra vez

hubiera podido preguntarle si lo que decía en sus cuentos era cierto

si su padre lo puteaba todo el tiempo si en nueva orléans habia vivido 

en un burdel si había estado casado con una ninfómana si...

pero en aquel entonces yo no sabía que existiera ese cabrón y aun si lo hubiera sabido 

me habría chupado un huevo tanto él como sus putos caballos como su

jodida infancia y la esposa devoradora de hombres y todo lo demás

porque en aquella época yo estaba colado por mari y no había otra cosa en el mundo que no

me chupara un huevo

y aunque ella me había dicho que estaba asqueada de los hombres y del sexo 

y que no quería verme ni en pintura ni oírme ni que me hiciera el encontradizo con ella cuando

salía al trabajo o a la tienda o a caminar al parque

yo no dejaba de espiar sus idas y venidas todo el tiempo y seguirla cuando salía

al trabajo o a la tienda o a hacerse pendeja en el parque

en eso se me iban todas las malditas horas que me quedaban libres después de pasarme

8 horas diarias de lunes a viernes en el trabajo de mierda que tenía entonces

¡qué jodido lo pone a uno estar enamorado de alguien que no quiere verlo ni en pintura!

así que por las noches yo me acercaba sigiloso hasta la parte trasera de su casa

y la espiaba a través de una pequeña rendija que había hecho entre el marco de la ventana y 

la pared del cuarto de baño

para mirarla a dos metros de distancia cuando ella entraba a cepillarse los dientes

-aquellos fabulosos dientes suyos entre los cuales yo fantaseaba

que ella me atrapaba la verga para hacerme la mamada del año-

para mirarla cuando cagaba y cuando se metía en la ducha

y se pasaba una esponja por el chochito y se lo restregaba con fuerza

y masturbarme allí afuera junto a uno de los arbustos que crecían pegados

a la pared exterior del baño 

qué feliz era yo en aquellas noches sin luna bajo el cielo resplandeciente de l.a. city

sacudiéndome el pájaro con ahínco pegado a la ventana del cuarto de baño

de la pequeña casa que habitaba mi amada maría que mientras tanto

al otro lado del cristal soltaba la mierda sentada en el retrete 

oyendo stayin alive una y otra vez en el walkman

en aquel barrio no muy lejos del centro de aquella puta ciudad plagada de adictos

al mismo tiempo que más o menos a esas horas bukoski se estaría zampando

el cuarto o quinto whisky en la barra del crazy dog de balboa park o un tugurio parecido

y contaba por enésima vez su viaje en un puto autobús greyhound a principios de los 50

rumbo a luisiana y el tipo que atendía la barra

disimulaba un bostezo porque había oído aquello por lo menos unas veinte veces

y estaba ya hasta el culo de tener que parecer interesado todo el tiempo en las pendejadas 

que contaba aquel jodido viejo de enorme cabeza y una cara que tenía el aspecto

del fondo pedregoso de un río y que nunca dejaba más que un par de monedas de propina

cuando se largaba bien cocido a eso de las 12 mascullando

que un tal hemingway le chupaba las bolas que un tal carver le chupaba las bolas que todos eran

unos jodidos mariquitas que solo escribían cosas de mariquitas y que el único que escribía

como un dios era un tal chinaski bla bla bla...

qué feliz era yo en aquellas noches de hace cuarentaitantos años en l.a. city

machacándome el rabo como un puto enfermo mental apostado ahí detrás 

de la pared del baño de la casa de mari con toda la vida por delante

y un montón de años antes de saber que andando el tiempo yo terminaría convertido

en una mala copia barata de aquel vejestorio alcohólico que bajaba ya la rampa hacia la tumba

a unos cuantos kilómetros de allí




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