yo no era
ningún jodido bukoski
tampoco era
ni mucho menos
otro jodido heminwuey
yo era sólo un tipo inadaptado
uno de esos seres introvertidos que no tienen ni puta idea
de lo que vinieron a hacer a este mundo
con una notable compulsión por empinar el codo
y cierta debilidad por rodearme
de mujeres borrachas y conflictivas
no escribía nada, nunca abría un libro
y echarle un vistazo al "sensacional de traileros"
o al "sensacional de sexoservidoras"
cuando me sentaba a cagar
era el finisterre de mi relación con la literatura
trabajaba apenas lo justo
-si no había de otra-
y el resto del tiempo lo empleaba
en emborracharme, coger con mi mujer
y en urdir fantasías donde yo escribía un bestseller
me volvía millonario, compraba un yate
lo llenaba hasta el techo de zorritas cogelonas
y me iba a recorrer los siete mares
dejando atrás para siempre mi puta vida de jodido perdedor
mi mujer, mayra
dueña de un buen culo y unas tetas como balones playeros
bebía tanto como yo pero con el añadido
de ser adicta a la coca y sufrir
la patológica necesidad de tener el mayor tiempo posible
un buen pedazo de verga incrustado en la vagina
otra de sus gracias era perderse
durante días o semanas
y presentarse de pronto, cualquier madrugada
golpeando a patadas la puerta del depa
"¡abre la puta puerta, hijo de tu chingada madre!"
gritaba puesta hasta el culo de alcohol
coca, marihuana, crak
y pastillas para los nervios
nunca me dijo adónde iba
ni qué hacía, ni de qué agujero sacaba
el puto dinero
"podrás pasarte todo el mes
escribiendo tus pendejadas
y con el jodido refri a reventar de cerveza"
eso era lo malo: la cerveza
¿qué pendejo en su sano juicio
va a preferir sentarse a escribir cuentitos y poemas
con el puto refri atascado de latas de cerveza
y teniendo una mujer como mayra
que bebe directo de la botella
y te pide que la ensartes contra la pared
a las tres de la mañana?
quizá si carver o bukoski
hubiesen estado en mi lugar
habrían elegido no ahogarse en alcohol
-a lo mejor recluirse ocasionalmente en alguna cabaña solitaria-
y habrían podido terminar escribiendo
una docena de cuentos y poemas
utilizando la figura de mayra como personaje central
y llevándola así a ocupar con el tiempo
un lugar en los anales del realismo sucio
pero yo no era carver ni bukoski
yo era un pobre diablo alcohólico sin talento
un pinche escritorcillo frustrado
con resaca crónica y una máquina de escribir
que me servía de posavasos
y mayra una simple mujer con buena figura
-el alcohol nunca estropeó sus endiabladas curvas-
con la entrepierna siempre en llamas y una predisposición innata
a meterse medio ebria en cualquier tugurio
y salir del mismo tres horas después completamente ebria
de la mano de algún cabrón y rumbo a la pensión más cercana
muchos años más tarde
cuando mayra llevaba ya 6 o 7 bajo tierra
y yo más de 50 haciéndome pendejo en la superficie
el poeta que siempre hubo en mi interior
despertó finalmente de su larga hibernación
y escribió algunos poemas sobre ella
no eran una cosa que te cagas
no había genialidad en ellos, eran francamente malos
un puñado de palabras con tufo a cerveza barata
al cuerpo sudoroso de mayra iluminado por la luz de la luna
en aquel cuartucho donde yo intenté miles de noches
inútilmente que mi verga la llenara
desde luego, mayra no se convirtió en leyenda
ni trascendió a su tiempo
no obstante, ahora, alguna que otra madrugada
en que el insomnio trae a mi memoria
retazos desperdigados de una vida ya medio olvidada
creo oír su voz de fumadora empedernida
llamándome con insistencia desde detrás de una puerta
que conecta con otra dimensión, quizás el mismo infierno:
"¡sí, me cogí a medio pueblo, cabrón, pero tú eres el único al que quiero!"
y yo, como el pobre pendejo que siempre he sido
todavía le creo a esa maldita perra
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