muchas veces me he preguntado
si será posible escribir un poema
sin tener ni putas ganas
de escribir un poema
así que esta mañana
donde amanecí perfectamente
apático, desganado, medio depre
y con ganas de haberme muerto
hace mínimo 20 años
esta mañana, después de tomar
café con una galleta
me dije, bueno, villa
por qué no aprovechar que estás
sintiéndote de la mierda
para ver si en tales condiciones
logras o no escribir un poema
y así te quitas la duda
de modo que dicho y hecho
lavé la taza, la dejé escurrir
me sequé las manos con una jerga
fui a tirarme en el sillón
con libreta y pluma y comencé
a escribir lo que llevo escrito
hasta este punto
no parece, la verdad sea dicha
un gran poema ni mucho menos
-en realidad es una mierda de poema-
pero tomando en cuenta que
lo he escrito -lo estoy escribiendo-
aplastado por el enorme peso
de una absoluta falta
de motivación poética
hundido en la indiferencia
y abrumado por un intenso
-reversible, por suerte, con un par de tragos de whisky-
deseo de acabar con mi vida
considero, pues, que
el resultado tampoco es malo
un poemita ni fu ni fa
una cosa para el olvido
pero quizás, irónicamente
el poema que más sería recordado
por las generaciones futuras
si después de escribir la última línea
cerrar la libreta, poner la pluma
en la mesita junto al sillón
me levanto luego y abro la puerta
que da al balcón y sin pensarlo mucho
me tiro al vacío para ir a terminar hecho mierda 6 pisos más abajo
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