necesito un rifle
o una pistola
y meterme el cañón en la boca
ahora que estoy ebrio
y que me siento jodido
y que me siento una puta mierda
y encajármelo bien adentro hasta el fondo
como se encajan golosamente en la boca las milfs de los videos porno
las enormes vergas de los negros
y acoger la irrupción del duro metal dentro de mi jeta de perdedor
con entusiasmo y complacencia
como si en lugar de tratarse del instrumento de mi aniquilación
fuera digamos una rebanada de pizza con peperoni y jalapeño
y todo me estuviera yendo bien
y la vida fuera todavía esa magnífica oportunidad que nos dan a los mortales
para conocer la dicha de ser padres, el embrujo del amor, las tardes futboleras de sábado
bebiendo cerveza fría frente al televisor...
y rozar suavemente con la yema del índice
la forma alargada del gatillo, calcular la presión necesaria
para vencer la resistencia del resorte, visualizar el ángulo óptimo de disparo
que permitiría al proyectil causar el mayor daño posible en mi masa cerebral
-ese conglomerado de horrores, traumas e infinitas visiones de coños humedecidos-
y a fin de cuentas terminar abortando todo el maldito asunto porque
si muero yo, qué otro hijo de puta quedaría en toda la jodida tierra para que escribiera
cosas tan chingonas como esta
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