Viva la Pepa
Anoche
soñé que Cándido Méndez -el de la UGT- , aprovechando el inicio de la
campaña del IRPF, llamaba a todos los trabajadores españoles a la
insumisión fiscal, y soñé que argumentaba a voz en cuello que, ya que
el Estado le ha perdonado a Botín un fraude fiscal, repito, un fraude
fiscal por valor de 35.000 millones de euros (el equivalente al déficit
del Estado), y ya que permite a las empresas del IBEX 35 llevarse
sus beneficios a paraísos fiscales, estafándonos cerca de 100.000
millones de euros , pues nosotros, tristes curritos que arrastran como
argollas de galeote sus deberes para con el Estado, tampoco
declararemos a Hacienda nuestro IRPF, y tampoco pagaremos el IVA, y
facturaremos en negro la reforma del cuarto de baño y de la cocina, la
factura del repago de las medicinas y hasta las chuches de los niños.
Soñé, además, que el primero en hacerlo era él.
Después, una fantasía inconfesable invadió mi espacio onírico y el sueño se endureció.
Al poco, en plena fase REM, mis ojos empezaron a moverse de lado a lado, alocados, sin control y sin sentido, quizá porque soñé, bendita ilusión, que Ignacio Fernández Toxo -el de las CC.OO- decidía ir a las puertas del Congreso acompañado por toda la cúpula del sindicato y acampaba en plena Carrera de San Jerónimo, frente a los leones de piedra, de manera indefinida, con una declaración de huelga de hambre que se hacía extensiva durante cada uno de los días con sus noches hasta que el gobierno no retirase las reforma laboral y, también, todas y cada una de las agresiones al sistema público sanitario y de educación de las que estamos siendo víctimas los trabajadores.
Soñé, excitado, sin pausa, en una especie de aluvión esperanzado de la inconsciencia, que todas las televisiones, los periódicos y las agencias de noticias del mundo se hacían eco de tamañas audacias y que miles de españoles seguían a sus líderes convocando actos parecidos frente a los respectivos parlamentos autonómicos.
Hacia las 6,30h de la mañana sonó el despertador y con los ojos todavía pegados a los párpados, me he afeitado escuchando la noticia del segundo centenario de la Constitución de 1812, y la voz insufrible de Rajoy diciendo que él, de pequeñín, además de muñeca Nancy, ya quería ser, poco más o menos, alguien similar a “el divino” Argüelles .
He llegado a la oficina a las 8h clavadas y me he puesto a leer el correo electrónico. Me he encontrado con un mensaje de mi comité de empresa con la enésima convocatoria de un asamblea inútil.
Eso es. Exacto: ¡Viva La Pepa!
Soñé, además, que el primero en hacerlo era él.
Después, una fantasía inconfesable invadió mi espacio onírico y el sueño se endureció.
Al poco, en plena fase REM, mis ojos empezaron a moverse de lado a lado, alocados, sin control y sin sentido, quizá porque soñé, bendita ilusión, que Ignacio Fernández Toxo -el de las CC.OO- decidía ir a las puertas del Congreso acompañado por toda la cúpula del sindicato y acampaba en plena Carrera de San Jerónimo, frente a los leones de piedra, de manera indefinida, con una declaración de huelga de hambre que se hacía extensiva durante cada uno de los días con sus noches hasta que el gobierno no retirase las reforma laboral y, también, todas y cada una de las agresiones al sistema público sanitario y de educación de las que estamos siendo víctimas los trabajadores.
Soñé, excitado, sin pausa, en una especie de aluvión esperanzado de la inconsciencia, que todas las televisiones, los periódicos y las agencias de noticias del mundo se hacían eco de tamañas audacias y que miles de españoles seguían a sus líderes convocando actos parecidos frente a los respectivos parlamentos autonómicos.
Hacia las 6,30h de la mañana sonó el despertador y con los ojos todavía pegados a los párpados, me he afeitado escuchando la noticia del segundo centenario de la Constitución de 1812, y la voz insufrible de Rajoy diciendo que él, de pequeñín, además de muñeca Nancy, ya quería ser, poco más o menos, alguien similar a “el divino” Argüelles .
He llegado a la oficina a las 8h clavadas y me he puesto a leer el correo electrónico. Me he encontrado con un mensaje de mi comité de empresa con la enésima convocatoria de un asamblea inútil.
Eso es. Exacto: ¡Viva La Pepa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario