viernes 16 de marzo de 2012
Crónica en carne cruda de mi relación con los medios no neorrabiosos
No soy underground. Tampoco un outsider. Ese rollo del antisistema profesional, del escritor que prefiere no ser leído e incluso desea el fracaso, es un rollo romántico y decadente con el que no comulgo. Cuando empecé a salir en algunos medios, hubo quienes me lo reprocharon aduciendo mi origenunderground y outsider, y a mí me entraba la risa. ¿Mi procedencia outsider? ¿Underground yo? Vamos, hombre, qué sabréis vosotros de mi procedencia y de lo que soy. Las únicas etiquetas que me interesan, neorrabioso, cachicuerno, miraquelindo, endecapléjico, son las que pongo yo. Por otra parte, en los treinta años que pasé en Lauros, jamás vi un aldeano que fuera underground o maldito o antisistema u outsider, esas son bisuterías esnobistas para uso de Bilbao o Madrid.
Por supuesto que me interesan los medios. Soy un intento de escritor popular y quiero que me lea la gente. Cuanta más gente, mejor. El problema es que los medios no garantizan para nada que se te lea más, y para ilustrarlo voy a contar mi experiencia con algunos de ellos, pues creo que algunos detalles pueden resultar interesantes.
Para empezar, hay que hacer una diferencia entre medios locales y nacionales, medios escritos y audiovisuales. Los medios modestos son maravillosos. He acudido a seis de ellos y siempre me he sentido a gusto. Cuando digo sentirme a gusto es que no han diluido o desviado mis opiniones políticas cuando las he formulado. Mis mejores recuerdos son los de la entrevista que me hizo Sebastián Galán en Radio Vallekas, porque fue la primera y estaba nerviosísimo, y la que me hizo Paloma Corrales para Veoguada Tv, sin duda la mejor entrevista que se me ha hecho hasta ahora, porque Paloma es poeta y se lo curra mucho y lo sabía todo de mí. Pero niveles de pasión y rigor profesional como los de Paloma son rarísimos de encontrar.
Entre noviembre de 2010 y marzo de 2011 salí dos veces en El Mundo. El resultado no me dejó nada satisfecho porque aparecieron errores muy grandes y porque toda mi parte política salía reflejada de forma muy pobre en el papel. Pero lo peor es que mi blog no recibió ni una sola visita extra en esos días, detalle que me sorprendió y que me hizo plantearme por primera vez la posibilidad de negarme a los medios grandes. Si lo único que me reporta salir en ellos es colgar una entrada en el blog en mi línea de autobombo habitual de “fijaos qué grande soy, he salido enEl Mundo”, pues no merece mucho la pena.
En agosto de este año salí en El País. Mi historia con El País es muy curiosa, porque me descubrieron mucho antes que El Mundo: ya en 2009 se pusieron en contacto conmigo; querían dedicarme una doble página en un suplemento universitario o algo similar. Pero cuando ya me iban a hacer la entrevista, la periodista que se puso en contacto conmigo me envió un correo tal que así:
–Oye, que me ha dicho mi redactora jefe que cuántas visitas recibe tu blog, pues para hacerte una doble página necesitamos que seas algo importante. Cuando puedas me mandas el número de visitas de los últimos meses para que valoremos si seguimos adelante con el reportaje.
Me quedé flipando. ¿Era yo el que debía demostrar a El País que era digno de salir en sus páginas? ¿Era yo el que me debía exponer a ser rechazado cuando jamás, ni con El País ni con ningún otro medio, he pedido a nadie entrevistas o reportajes de ningún tipo? ¿Son ellos los que me llaman y luego me piden que pruebe que merezco esa llamada? Por supuesto, no contesté al mensaje y ahí acabó mi relación primera con El País. Me mandaron tres mensajes más en el plan de qué hay de lo nuestro pero ya les podían ir dando. De qué van. Se creen que por ser de El País pueden someter a la peña a ese tipo de humillaciones, pero algunos tenemos el ego muy grande y, además, uno ya dispone de un medio de comunicación, Neorrabioso, donde puedo volcar todo lo bueno y lo malo que soy.
Sin embargo, al final acabé saliendo en El País por una historia rocambolesca. En enero de este año una periodista se puso en contacto conmigo: era freelance y quería hacerme una entrevista para vendérsela a algún medio. Quedamos y departió conmigo durante más de dos horas. Ocho meses después de aquello, me llamó de nuevo: ahora trabajaba para El País. Había propuesto a sus jefes mi entrevista y la habían aceptado. Aparecí finalmente: el resultado fue catastrófico. Al lado del que publicó El País, los de El Mundo eran premio Pulitzer. No es que en el reportaje hubiera errores o sólo se ocupara de mi parte folclórica, sino que además incurría en numerosas falsedades y frases que nunca dije. La periodista hizo una macedonia imposible entre lo que le declaré en agosto con lo que tenía apuntado (y muy mal apuntado) de la entrevista de enero y salió un engendro. Hasta puso en mi boca una frase en la que yo atacaba a la CNT, cuando la organización que considero menos mala de todas y la única a la que he estado afiliado en mi vida es precisamente la CNT.
Pero lo peor no era eso. ¿Sabéis cuántas lecturas extra recibió este blog el día en que salí en El País? Cero patatero. El blog recibía entonces unas 900 lecturas y ese día siguió recibiendo las mismas. Os podréis imaginar en qué estado de frustración estaba yo a finales de agosto, replanteándome no volver a salir jamás en un medio de comunicación que fuera grande o impreso, pues no repercute en un aumento de lecturas y corres el riesgo de aparecer en ellos con una imagen de gilipollas integral.
Entonces vino lo bueno, supongo que porque ya no podía ir a peor. Aunque en el reportaje de El País quedaba como un botarate o precisamente por eso, la Cadena Ser se fijo en él y me llamó para una entrevista. A esa entrevista fui con la lección muy bien aprendida y dispuesto a seguir la táctica de de dónde vienes, manzanas traigo, esto es, desviar el curso de las preguntas para decir lo que realmente quería decir. La entrevista fue todo lo inocua que yo esperaba pero salió bastante bien y ni siquiera tuve que tirar de mi táctica, pues me dejaron hablar con tranquilidad en favor del 15-M y pronunciar algunas de mis pintadas contra Zara o el BBVA. Y al terminar el día, sorpresa: mi blog había alcanzado las 1500 lecturas y, sólo en esa jornada, cincuenta personas se apuntaron en mi Facebook, todo un récord. Ya era hora: al fin un medio grande me proporcionaba lo que me interesa, que son lectores. Nuevos lectores.
Todavía quedaba lo mejor. El reportaje de El País, con todo lo malo y mentiroso que era, me vino bien. Javier Gallego, que dirige el programa Carne Cruda de Radio 3, escuchó la entrevista que me hicieron en la Cadena Ser. Le gusté. Me llamó. A su programa acudí sin prevenciones, porque Antonio Díez me dejó en el blog un mensaje en el que me decía que Carne Cruda era un buen programa (yo no sabía nada, no veo nunca la televisión ni escucho la radio, ni siquiera tengo aparato, ni de lo uno ni de lo otro). Y así fue: tenían mucha información sobre mí y me preguntaron con naturalidad tanto sobre mi parte personal como sobre mi parte política y mi parte literaria, partes que si falta una sola de ellas es imposible entender lo mío. Y a partir de ahí, la repanocha: ese día Neorrabioso obtuvo 9200 lecturas, nueva marca, y en los veinte días posteriores a mi aparición, 600 nuevas personas se hicieron seguidores de mi Facebook, algo insólito. Desde que aparecí en Carne Cruda han aparecido pintadas neorrabiosas en varias ciudades españolas, pancartas con mis lemas en las manifas, y este blog, a pesar de que es un blog en derrota (en marzo lo convertiré en un blog testimonial) al que sólo dedico tres o cuatro horas al día frente a las catorce o quince que le dedicaba hace seis meses, ha ganado quinientas lecturas cada día. Y todo por el solo hecho de aparecer durante cuarenta y cinco minutos en un programa de radio. Por otra parte, programas así me demuestran que existe gente dentro del sistema que trabaja de forma verdaderamente libre y te permiten y hasta te alientan a decir lo que te da la gana.
De hecho, hace dos semanas me entrevistaron en Tele-K, la televisión de Vallecas, y uno de sus responsables me dijo que, ahora que viene Rajoy, el programa Carne Cruda corre riesgo de ser eliminado de la programación. Espero que no. En el caso de que eso suceda, que cuenten conmigo para hacer una cacerolada o lo que haga falta. De bien nacidos es ser agradecido, y no me voy a olvidar nunca de la cantidad de gente que gracias a ellos ha llegado por primera vez a mis engendros de fresas, iratxes, andamios, natalias o El hijo de Puskas.
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Publicado por Neorrabios@ en 12:59
Etiquetas: artículos
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