Antes
Antes, mucho antes,
cuando Victor Hugo era el trueno favorito y no distinguía entre una petunia y una azalea, entre un roble y una encina,
y me soñaba paseante con
sombrero borsalino por planetas que me iba inventando, como una oruga
que teje borracha su capullo de fantasía,
cuando quería escribir la Eneida de los vascos en papel vitela, y creía en ballenas fabulosas que tramaban la desgracia de los hombres,
y paseaba el volante de mi Vanette por los invernaderos de Maruri mientras dejaba caer el brazo por la ventanilla,
cuando Iratxe ni siquiera era mía, y su imagen descalza por alfombras con cerezas era el pasto de mis masturbaciones,
y mi memoria eran peces de colores dando vueltas al mismo vacío de musgos, la misma piedra de los caminos de Lauros,
cuando Iratxe ni siquiera era mía, y su imagen descalza por alfombras con cerezas era el pasto de mis masturbaciones,
y mi memoria eran peces de colores dando vueltas al mismo vacío de musgos, la misma piedra de los caminos de Lauros,
cuando mis ojos se agrandaban hasta las cuevas y los plataformas al paso veneno de las zancadas rapaces de Hicham el Guerrouj,
y mi vida eran vacas y estrellas, lechugas y estrellas, caracoles y estrellas con aroma a ubre fuerte y leche cruda,
cuando los rosales silvestres de
Astobieta estallaban por encima de las paredes y amenazaban la desidia
consentida de los bueyes,
y no sabía de Sylvia Beach o Mesala Corvino, no sabía de Alberto Caeiro ni del poema de Píndaro sin la letra sigma,
antes, mucho antes,
cuando era no, cuando ignoraba, cuando todavía.
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Etiquetas:
Batania
Que grandísimo escritor eres, eres conmovedor, estremecedor y tan humano que pareces Dios. Abrazos.
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