martes, 31 de julio de 2018

emotiva carta a cierta mujer con la que viví en una mejor época de mi vida


todavía sigo siendo
aquel jodido mediocre que conociste
(y la mala suerte aún persiste
en no dejarme levantar cabeza)

vivo en el mismo cuchitril donde vivimos juntos
y al principio fuimos tan felices
-o por lo menos eso quiero creer-
y después progresivamente menos felices
hasta alcanzar por último la perfecta y total infelicidad,
la fobia a tocarnos, la náusea cada vez
que te veía la puta cara

-¿y cómo olvidar tu fallido intento de sacarme los ojos
con un tenedor y que fue
como la gota que derramó el vaso
y me hizo por fin entender
que tu amor se había acabado?-

sigo sin poder reformar, ni mucho menos
aquellas arraigadas prácticas en que se fundamenta
mi modus viviendo desde que me acuerdo
y que tanto contribuyeron a que terminaras tomando
-decepcionada, harta, asqueada-
la decisión de separarte de mí
hace ahora más de 14 años

así, me emborracho cada vez que puedo
en las mismas cochambrosas cantinas de siempre
oyendo canciones de traición y desamor
y a las meseras quejarse
de la mierda de propinas que los putos borrachos les dejamos
aun cuando ellas consientan sin mayor problema
en permitir que les metamos mano al culo

trabajo lo mínimo posible y por lo regular
en jodidos trabajitos de mierda
que apenas me permiten ir tirando, y en los que nunca
aguanto más dos semanas,
ya sea porque me agarran viendo porno
durmiendo en el cuartito de intendencia o bien
dedicado a darle forma a mi último poema
en lugar de estar reponiendo anaqueles o
removiendo la capa de sarro que deja la mierda
en los putos inodoros

alguno que otro sábado
-suponiendo que no esté sin blanca-
me voy al maracaibo a bailar con las furcias
empinar el codo como si el mañana no existiese
y, si no me echan antes por gorronear los tragos,
aguantar a pie firme hasta la hora de cierre
y aprovechar entonces que las chicas andan hasta el culo de borrachas
para ver si alguna se traga mis trasnochadas historias
y se arriesga a terminar la noche disfrutando
de un orgasmo de alarido
(una de cada ocho dicen que sí)

en lo que concierne a mi aspecto exterior
he aumentado 30 kilos de peso
estoy calvo, abotagado, lleno de arrugas
-mi jeta recuerda a la de un puto bulldog-
he comenzado a cagar sangre y
cada vez que me agarra un ataque de tos
termino escupiendo partículas purulentas de membrana pulmonar
que me hacen pensar que uno de estos días
tendré que acabar conectado a un respirador artificial

pareciera que los buenos tiempos se acaban, ¿no?
y que pronto volveremos a vernos

quizás no te llegue a ser posible leer esta carta
tomando en cuenta que, hace algunos años,
mientras el puto mecánico de plataformas petrolíferas canadiense drogadicto
por el que me cambiaste y con quien te fuiste a vivir
a su puto iglú en terranova -ese andurrial situado en el quinto coño
tan lejos hasta para imaginar que iba a buscarte-

mientras el puto drogadicto te estaba dando por el culo, decía,
a ti se te ocurrió pensar que sería buena idea quedarte muerta en el acto y por lo que sé
desde entonces no has cambiado de opinión

pero de todos modos uno nunca sabe




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...