masacre en el puto macdonals

12 años después
de aquel terrorífico 9 de abril
del 2006 en galveston
cuando un destino adverso lo había conducido
a coger la desviación del freeway hacia el macdonals
-siendo que, de haber recorrido medio kilómetro más
podría haber alcanzado y salido por la rampa
que lo hubiera llevado al taco bell-

12 años después
de aquella espeluznante fracción de segundo
en que al quitarle la tapa a la big mac
no encontró los familiares pepinillos
que DEBERÍAN HABER ESTADO AHÍ

12 años después de que la estúpida zorra
del mostrador le dijera que era imposible
que en ese puto local se sirviera
una puta big mac sin pepinillos
dado el estricto control de calidad
implementado en el proceso de elaboración
"de cada uno de nuestros productos"

-y le clavara aquella mirada acusatoria
pretendiendo culpabilizarlo con toda la jeta
de haberse zampado subrepticiamente los putos pepinillos
y buscar ahora procurarse otros dos más-

12 años después del funesto blackout
que sobrevino dentro de su cabeza como un alud infernal
formado por torrentes de rabia, odio y malignidad
y bajo cuyos efectos no logró contener
la fuerza del afán reivindicativo de su ego humillado y pisoteado
que lo llevó a salir corriendo hacia el estacionamiento
para sacar de la guantera del coche y volver con ella
una beretta 92 cargada
con 18 balas de 9 mm

12 años después, richard santoscoy
electricista y pintor desempleado de 36 años
condenado a pena de muerte por el asesinato
el 9 de abril del 2006, en la ciudad de galveston
de 14 personas -8 de ellas menores de edad-
que se hallaban dentro de un local de macdonals
y a las que disparó sin aparente motivo ni premeditación
luego de haber discutido por una nimiedad culinaria
con una de las empleadas del establecimiento

ha declarado hoy, poco antes de ser ejecutado
al filo de la medianoche, por inyección letal,
que sólo había buscado un pretexto para hablar con la chica del macdonals

y que "aquella big mac sí llevaba los jodidos pepinillos del nabo"