sábado, 29 de abril de 2017

un último cigarrillo antes de la eternidad


me preguntó el sepulturero
aquella mañana en el panteón
asomándose al interior de la caja
donde yo estaba metido
me preguntó si llevaba prisa
porque antes de cavar mi tumba
para introducirme en ella y darme sepultura
había pensado tomarse unos minutos
para zamparse el desayuno y fumarse un cigarrillo
y añadió que rara vez
llevaban tan temprano a los difuntos
en realidad conmigo habían impuesto un nuevo record
siendo que no eran todavía ni las 7
qué puta urgencia habrán tenido
murmuró acariciándose la barbilla
de quitarse de encima al muerto
si hasta tiene todavía color en las mejillas
y que lo digas, le dije
aún no había exhalado el último suspiro
cuando ya me estaban encajonando
no me cambiaron siquiera de ropa
ni llamaron al puto sacerdote para que me bendijera
pero yo estaba muy débil y no pude impedirlo
luego atornillaron la tapa del cajón
y pidieron un uber y uno de ellos
me vino a dejar a las puertas del panteón
disculpa si interrumpí tu desayuno, compadre;
bah, no tienes de qué disculparte
repuso el sepulturero
es más, si te parece bien
voy a sacarte de allí dentro
y voy a darte la mitad de mi desayuno
para no enterrarte con el estómago vacío
por mí no tengo inconveniente, le dije
y el sepulturero fue en busca de un destornillador
y volvió a los pocos minutos y desatornilló la tapa del cajón
y me sirvió una taza de café y me dio un panecillo
y después nos fumamos un marlboro;
soplaba una ligera brisa
y a lo lejos despuntaban los primeros rayos del sol
lástima que tengas que irte, dijo el hombre
haciendo tan bonito día
aparte tienes buen aspecto
y con una afeitada nadie te confundiría con un muerto
¿qué te parece si posponemos tu entierro?
nah, le dije, para qué chingados
no tengo ya nada que hacer en este puto mundo
he leído todos los libros y cogido bastante
eliminaron al barcelona de la champions y me da igual quién gane
amé, fui amado y bla bla bla
mejor me voy a la mierda ya mismo
y me dejo de hacer pendejo de una puta vez
el sepulturero se encogió de hombros
arrojó la colilla a lo lejos y se puso en pie
yo me acomodé de nuevo dentro del ataúd
y cerré los ojos y allí acabó todo



2 comentarios:

  1. El lenguaje pone a su disposición una serie de recursos para que el creador de una obra pueda servirse de ellos sin una limitante de época o contexto cultural, para que su expresión sea fresca y transparente y además, para una agradable lectura. Ésta narrativa, en particular, goza de esa espontaneidad en todos sus elementos, trayendo una expresión impecable e inesperada. Es inverosímil, sí, pero eso le da ese toque de interés por no querer abandonar el texto y continuar hasta su última línea. En general, un escrito esmerado, bien articulado y conducido con pericia para el deleite de los lectores. Al autor de esta obra le felicito por éste trabajo.

    Le dejo el enlace de mi espacio de letras por si tiene el gusto de acercarse y visitarlo.

    versosdario.blogspot.com

    Saludos.

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