viernes, 28 de abril de 2017

el mejor amigo del perro


hace unas semanas enterré a mi perro
no sé qué cosa le dio y se murió
hice un agujero al fondo del corral y lo enterré
me senté en un banco junto a su tumba y pensé en él
no era nada del otro mundo
un simple perro del montón
estaba viejo y casi no se movía
se pasaba los días echado encima del sillón
mirando la tele y dando de tragos a una botella de vodka
su alcoholismo se había agravado con la edad
una vez lo llevé a que lo viera un psicólogo para perros
pero el tipo me dijo que mi perro no tenía remedio
que mejor lo dejara embriagarse en paz
yo quería a mi perro y me daba tristeza ver
cómo se iba degradando día con día
me sentaba junto a él en el sillón y lo acariciaba
le pasaba la mano por la cabeza y le acomodaba el pelo
él me dedicaba una fugaz mirada de sus ojos grises
y luego apartaba los ojos y volvía a su botella
de vez en cuando abría su libreta y escribía un poema
donde hablaba de las perras que lo habían lastimado
las perras que se habían marchado dejándolo solo
algunas de esas perras ya no significaban nada para él
sólo pretextos para improvisar un par de versos
en realidad no sentía ya nada por ninguna perra
excepto la última de ellas
una perrita de pelaje cobrizo llamada aurora
había conocido a aurora cuando todavía salía de casa
y en las noches rondaba por el rumbo de los basurales
aquella vez aurora andaba con la brama
y antes del amanecer la montaron todos los perros del basural
los más grandes y fogosos primero
luego los de mediana complexión y no tan fuertes
mi perro, viejo, cansado y ebrio
fue relegado hasta el último turno
y cuando al fin la montó, aurora ya no quería saber nada
estaba cansada de recibir perros y ser penetrada
a regañadientes se dejó montar por mi perro
y como apenas se estuvo quieta mi perro no pudo concentrarse
le dio al asunto un rato pero no logró correrse
luego aurora se zafó y escabulló su esmirriado cuerpecillo
dentro de un angosto tubo del drenaje municipal que mi perro
no pudo allanar por más que lo intentó
la perra se le había escapado en las narices
y el coitus interruptus se le envenenó en los huevos
lo llevé al ginecólogo de perros y le metieron una sonda para aliviarlo
y aunque al final recuperó la homeostasis testicular, ya el mal estaba hecho
: cayó profundamente enamorado de aquella canija perra
ese fue el principio del declive de mi perro
una noche volvió al basural y encontró a aurora preñada
ella mordisqueaba un hueso de vaca y ni siquiera se volvió a mirarlo
a partir de allí, mi perro empezó a quedarse en casa
dobló su consumo de vodka y dejó de interesarse por el futbol
se clavaba los auriculares del ipod y se pasaba las noches
escuchando las más románticas de juan gabriel y de michael bolton
cuando le propuse comprarle una cachorrita french poodle
me miró como si pensara que yo estaba idiota
andando el tiempo dejó incluso de oír música
había enflacado alarmantemente y perdía pelo
las costillas ya se le transparentaban del otro lado del pellejo
la noche antes de morirse escribió un par de líneas
tus ojos son dos inmensos luceros
que iluminan las negras noches de mi alma
-original como pocos, mi puto perro-
ahora ya no queda nada de él
sólo un hueco en el sillón y una libreta con poemas
que a veces leo cuando me da la tristeza
de haber perdido a mi perro y no tener siquiera el consuelo
de una mujer que me ladre



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