lunes, 6 de julio de 2015

¿hay alguien más feliz que un puto muerto?


¿serán acaso felices los muertos

allí metidos en el profundo agujero

solos, tiesos, olvidados

rodeados de absoluta oscuridad

aburridos, desesperanzados, hechos de

golpe a un lado apenas se les fue el color;

sin facebook, sin porno, sin café

asfixiados, constreñidos entre las angostas

paredes de un simple cajón,

asediados quizá por el recuerdo

de un amor truncado, una venganza que no

tuvieron ya tiempo de llegar a concluir

o la sospecha de no haber muerto cuando les tocaba

y haber sido tal vez ayudados a emigrar

al más allá por alguien a quien estorbaban

-el marido de la amante, la propia esposa

un amigo traicionado, el hermano descontento

con su parte de una herencia familiar-?


¿o serán acaso infelices pero no lo suficiente

para interesarse por buscar la manera

de abandonar la tumba y reintegrarse a la vida

y preferir de plano permanecer donde están

sin hacer nunca siquiera el exiguo esfuerzo

de mover un brazo para ver si la tapa

del ataúd se levanta y a lo mejor se abre

y la tierra allí afuera esté quizás floja

y bastara por tanto con escarbar un poco

para horadar una vía de acceso al exterior

y por allí gritar ¡sáquenme de este puto agujero!

y que viniera alguien a echar una mano

y lo librase a uno de la tierra tan húmeda

y pegajosa y llena de animales babosos ?



¿o será tan sólo que mientras vivieron

fue tan amarga su vida, y tormentosa y triste

que morirse habrá resultado ser en realidad

algo así como el milagro que ya no esperaban,

y la muerte un regalo y estar allí encajonados

dos metros bajo tierra les resultará en contraste

una especie de incomparable paraíso, un oasis

de gozo inaudito, una fiesta, un éxtasis

y el hecho de ser un cadáver lo mejor que nunca

les llegó a pasar en el transcurso de su puta vida?



¿y no será la muerte lo que en realidad busca uno

-su perfecto diamante, su caricia de niebla-

cada vez que persigue la felicidad, sin

obtener finalmente nada excepto

otro poco más de frustración, un nuevo desencanto,

y en el mejor de los casos solo el temporal alivio

-y ese deseo abrumador de dormirse (no; de morirse no)-

que nos entra luego de echar un buen palo?





2 comentarios:

  1. A mi me entran muchos deseos de dormir cuando estoy despierta jajajaja. Ay dios :(

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  2. yo no sabría si morir de asco o subir por las paredes
    y subir y subir y subir por las paredes
    y entra en tu habitación
    por ver el dormir que tienes

    eso lo canta la copla jotera.
    Me subo por las paredes de rabia!!!

    ResponderEliminar

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