lunes, 1 de diciembre de 2014

a la poeta que se llevó mis poemas



te invité a venir a mi casa porque ya me tenías hasta el culo
de juasaps y telefonazos pidiéndome una cita;
que querías conocerme en persona, que a raíz de la lectura
de algunos de mis poemas imaginabas que yo era
que yo tenía que ser el hombre de tu vida, esa persona especial
que por años habías esperado ver aparecer por fin en tu horizonte;
te invité a venir a conocerme, si te soy sincero
porque en el último de tus correos incluiste esa foto
donde vistes minifalda con blusita recortada justo debajo
de uno que se puede adivinar tremendo par de tetas;
en realidad fue ver la puta foto y no pensar ya en otra cosa
más que en ponerte a gatas y empezar a darle
al asunto de escribirte un buen poema lácteo
allá en lo más profundo de tu esencia femenina;
total que serían las 8 pm de hace un par de noches
cuando por fin llamaste al timbre y yo te abrí la puerta
para no variar ya estaba yo ligeramente alcoholizado
cachondón, medio erecto y una pizca adefesioso,
con los pocos pelos que me quedan un tanto enmarañados
sobre la planicie desnuda de mi coronilla al estilo nicanor parra;
debes haber pensado que soy un puto viejo que está ya
más para el desguace que para otra cosa,
gordo, feo, panzón y con facha de violador serial de prostitutas
seguro te cagaste del susto cuando después de estrechar tu mano
dejé resbalar enseguida la mía como quien no quiere la cosa
hacia abajo hasta terminar colocándola sobre tu culo;
por mí te hubiera cogido de una puta vez allí en la puerta
un rapidín, vaciar los putos huevos y nos vemos otro día
pero desde que estoy en la mira de la liga católica episcopal comunitaria
a favor de un vecindario libre de borrachos y fornicadores
me la pienso siempre dos veces cuando me asalta de improviso
cierto impulso exibicionista al que parezco tener proclividad;
"¿por qué no pasas y nos tomamos unos tragos?" te dije
y tú dijiste que estaba bien y entonces entraste
te serví un whisky doble con agua y nos sentamos
y te pusiste a contarme que estudias medicina y que a veces
cuando te sientes triste también te da por escribir poesía
me pediste luego que te leyera algún poema
y yo como un pendejo ni siquiera sospeché
que mientras fingías empinar el codo no me quitabas de encima
la vista para poder luego ubicar exactamente
el cajón donde suelo guardar la libreta de tapas duras
y espiral metálica en que escribo mis poemas:
lo siguiente que recuerdo es que estabas sin bragas
una pierna encima del respaldo del sillón y la otra en el piso
tus gemidos sonaban como aullidos de una hembra coyote pariendo trillizos
y gritabas como cerda pidiendo que te diera más fuerte
más rápido, más adentro, que te rompiera el culo;
en la profunda obnubilación poscoito que me acometió
ni siquiera supe en qué momento te largaste
sólo al día siguiente, ya medio repuesto del alcohol y la culeada
al ir a coger mi libreta para echarle un ojo a mis últimos poemas
me percaté de que ya no estaba, te la habías llevado;
¡el único puto propósito de haberme puesto el culo
había sido por lo visto dejarme fuera de combate
para poder así robarte la puta libreta sin mayor apuro!
¿qué pensarás hacer con esos poemas que tenía ya revisados?
¿los publicarás ahora a tu nombre para hacerte acreedora
a la admiración y el elogio de todos aquellos que pudieran leerlos?
¿organizarás una gira mundial por universidades y centros culturales
llenándote el bolsillo de dólares con los honorarios que recibas?
yo sé que no puedo hacer nada para convencerte
de que lo mejor sería que me devuelvas mis poemas
en todo caso espero que si llegas a forrarte con ellos
no seas tan hija de puta como para no compensarme
viniendo alguna noche más delante a echarnos otro palo
los poemas la verdad son una puta mierda
y puedo escribir media docena diaria si me encuentro alcoholizado
quizás el hecho de que seas mujer y te los atribuyan
conlleve el efecto de hacerlos parecer interesantes
vanguardistas, iconoclastas, revolucionarios y que les pongan
alguna etiqueta de mierda cualquiera y sobresalgan
no me disgusta vivir a la sombra y si te vuelves famosa
podría escribirte una tonelada de poemas con tal de que accedieras
a pasarme una renta para pagar las putas y el alcohol
tú te quedas con la gloria eterna, los premios, el glamour del reconocimiento
yo sigo viviendo la puta vida que he vivido siempre
enterrado hasta el cuello en un montón de mierda
del que toda mi poesía es solo un vil reflejo





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