sábado, 31 de mayo de 2014

UNO NORTE. SARCO LANGE.

anecdotario de una pésima resaca este mayo y esa chica





es que empezó todo en la madrugada de hace unas semanas atrás

me quedé inconsciente en el sillón, con la gata a los pies y la perrita acostada en su iglú de lana-polar

la verdad
es que no me dio el cuerpo para llegar al dormitorio
era imposible
yo creo que están haciendo los apartamentos
cada vez más movedizos

tengo flashes
me quedaron ciertos flashes
imágenes
o recuerdos de imágenes de aquella noche
como ese poema de Uribe
que fue lo último
que alcancé a leer antes del santo derrumbe:

        yo le paso los ojos
        y ella cruza los pies

        como distintos sexos


luego de eso/ la nada
la más absoluta
y puta
de las nadas

fue como a las 5 de la madrugada cuando ocurrió

golpes en la cerámica del pasillo/ ruidos sordos como muelas de 20 kilos/ cayendo y azotándose en una pista de hielo
sonidos toscos
desesperados

imposibles y tortuosos TAC TAC TAC

y después un llanto

un amargo
y terrible
llanto de mujer

obviamente desperté
y pensé lo mismo
que solemos pensar los borrachos
a esa maldita hora
en que todo lo cubre una seda negra
y no sabes muy bien dónde te encuentras/ o cómo/ o porqué/ o cuándo
o qué

supuse que era mi cabeza
que me empezaba a jugar
la misma mala pasada de siempre
que se resistía a soportar
otra perra mañana de holocaustos
otra inmunda mañana
con los párpados desarmados/ indefensos/ heridos
otra horrenda mañana
de noche

así que volví a cerrar los ojos

pero el TAC TAC TAC se hacía cada vez más desesperante
y el llanto ahora era con algo más que lágrimas/ era con angustia/ y eso es fácil de reconocer/ lo sabes/ pues después de la última bocanada de dolor/ viene una aspiración profunda/ agitada/ como queriendo atrapar y tragarse/ todo el oxígeno del mundo/ y lo haces con urgencia
y miedo

entonces supe
que no era un delirio

que alguien afuera
estaba en apuros
y necesitaba ayuda

que pedía
auxilio

el primer intento de levantarme del sillón fue una pesadilla/ y un fracaso/ la gata saltó a la mierda/ cayó encima de una botella vacía/ rodaron ambas/ pero ninguna se quebró
traté de incorporarme/ pero el apartamento seguía demasiado movedizo
y volví a caer de espalda

nuevamente lo intenté
debía lograrlo
pero me podía más
el imán coñero
que me jalaba hacia atrás

al tercer intento por fin logré levantarme
algo así como bailando un vals en epilepsia
tracé un rumbo casi de memoria por el living
me acerqué a la puerta
puse la oreja para escuchar mejor
(demás está decir que el cabezazo te lo compro)
y efectivamente
era una chica

lloraba/ golpeaba la cerámica del suelo
se quejaba

ahí supe
que era mi vecina
la del 1223
chica extraña y adorable
cómo no amarla
si hace un par de semanas
pasó tocando el timbre
de todas las puertas
pidiendo si le podían regalar huevos
para comerlos durante la semana

seré muy franco

no pude hallar el pestillo de la puerta para abrirla

por más que manoseaba la madera
jamás pude encontrar
de dónde se abría

pero el citófono que comunica con el conserje sí que podía verlo pues con la luz apagada queda encendida una lucecita verde fosforescente, de modo que lo levanté y con la mejor voz de un Frank Sinatra en coma le digo hola, aquí en el pasillo de la planta 12 hay una chica en problemas, llora y parece que lo está pasando mal, haga algo.....subo de inmediato/ me respondió
y aprovechando que tenía la cabeza pegada a la puerta, me quedé un rato más allí y créeme que se sentía muy bien estar en esa posición, había encontrado un rapto de egoísta comodidad pese al dolor de la patética muchacha

luego la histeria

los gritos

las carreras

"¡¡¡HAY QUE LLAMAR A UNA AMBULANCIA, AHORA MISMO!!!"

más carreras/ la chica que deliraba/ y decía cosas extrañas/ arcadas/ reflujos/ puertas que se abrían/ los típicos OHHHH! de las señoras que viven en edificios de altura/ y duermen con unos gorros asquerosos en sus cabezas (y luego preguntan que por qué a sus esposos no se les empalma el aparato)

yo ya no podía más
con lo mío

como mejor pude/ y reptando bien por la pared/ parecido a estar en un circuito de Fórmula Uno/ pero con niebla/ y Ayrton Senna recién destrozado/ en la curva maldita de su suerte/ llegué nuevamente al sofá/ y me apagué de nuevo

esa es la palabra     me   a p a g u é

por la mañana lo mismo
de siempre

los enfados
los gritos
la amenaza
que cómo es posible tanta mierda, por dios
que mira cómo dejaste el piso
que la Pepa no comió
que la Kuky tiene su caja sucia
que ¡MIRA LA ALFOMBRA SANTO CIELO, SARCO!

y yo sin entender mucho/ la risa idiota

salvo los llantos de la chica
que aun los llevaba en la cabeza
como una magia maldita
conocida
desde hace siglos

pero al final
como para rematar la mañana
y sentir que la vida es puro surrealismo
que todo tiene su lado increíble/ y también salvaje
después de todo el enfado
y los reproches
y la amenaza
escucho que me dice lo siguiente:
estuviste leyendo a Uribe?.....
está loco ese viejo, eh?
pero escribe como los dioses el hijo de puta
cuando acabes el libro
déjamelo en mi mesilla de noche
y ahora me voy
que llego tarde al trabajo
cierra bien
si sales
bye

y salió

y yo me quedé
nuevamente en el sofá
pensando en qué hospital estaría la chica
para llamar
y preguntar cómo seguía

me cubrí con una frazada hasta la cabeza porque tiritaba y sentía en mi cráneo miles de vietnamitas fantasmas zapateando una polca con tacones de aguja y unas ganas tremendas de tomarme una sopa de algo, de lo que fuese, un caldo de carne, una sopita china, un mariscal en el mercado, algo caliente y líquido/ pero a la vez sentía asco/ asco de alcohol/ asco de vida/ asco de muerte/ asco de gritos/ asco de Uribe/ asco de tabaco/ asco de mí/ asco de todos/ asco de los recuerdos/ asco del amor/ asco del terror/ de los recuerdos/ asco que por llamarte asco/ me hago hombre
y asco

me levanté
me lavé la cara
me lavé los dientes
me lave las axilas
me lavé la culpa

y salí a la calle

después de mis torpes andanzas/ por el centro de Santiago/ buscando lo que nunca puedo hallar/ y luego de haberle dejado mis ahorros/ y parte de mi vida/ a los usureros del Banco Santander/ decidí que ya era hora de regresar a casa/ porque la resaca de mierda que llevaba encima/ me podía más/ que cuando nací un 15 se enero/ desde el útero felino de un espantapájaros sagrado
al que un día le oxidé el temor
mi madre

cogí el metro

y ahí fue donde todo se convirtió en una pesadilla

piensa lo siguiente:
va el vagón repleto/ pero REPLETO de pasajeros/ los olores personales a esa hora/ no son los más cristianos que puedas encontrar/ tú te acomodas como puedes entre dos gordas inmensas/ y un par de universitarias/ una de pelo rubio/ y la otra rasta

imagina todo eso

imagina también que ya no lo soportas más
que el infierno que llevas en la cabeza/ y en el estómago
te hace imposible casi respirar
que sudas helado

e imagina que de pronto
el puto tren se detiene entre dos estaciones

se cortan las luces
se corta el aire acondicionado
se corta la vida
tu esperanza también se corta
y por los parlantes escuchas esto:
a los señores pasajeros se les informa que el tren estará 10 minutos detenido debido a un desperfecto en el sistema eléctrico, se les ruega paciencia y tranquilidad. Por su comprensión, muchas gracias, les desea el Metro de Santiago

sólo me bastó escuchar eso
para que me viniera una arcada abrupta y violenta
que me subió hasta la garganta
pero reprimí el quejido/ y su mueca feroz/ a costa de una lágrima/ que me nubló los ojos/ pero sin caer por la mejilla

me puse a evaluar la situación

no era nada favorable:
metro repleto/ apretujado entre dos gordas/ y dos universitarias/ sin aire/ escalofríos/ enfermo/ y una voz sin rostro
que anunció por los parlantes
que estaríamos detenidos
por 10 ETERNOS MINUTOS

la segunda arcada
no pude evitarla

y salió
con sorpresa

fue un chorro violento

con la cabeza gacha
me vomité la cazadora
los pantalones
las zapas rotas
y una buena porción de suelo

y de ropas
ajenas

con un hilo de voz
sólo dije
perdón

sólo eso/ perdón

la vergüenza mía
era más grande
que un amor que en otro mundo
se puso flores en el cabello
con las mismas manos
con las que alguna vez delineó
al hombre

y el tren que no partía
el tren y sus luces apagadas que no partía
el tren que era una especie de ataúd repleto de cadáveres/ y pestilencia
no partía

y Uribe es un viejo de su puta y carroñera  madre
y la chica en el hospital quién sabe cómo estaría
y el dueño del Santander que la debe tener chica
y las gordas y las universitarias
que se cubrían la cara con las manos
mientras yo sabía que me odiaban en silencio

alguien sacó un perfume
y comenzó a echarlo en el ambiente

ningún HDP se dignó a preguntarme si me sentía mal
si me quería sentar/ si me quería morir
o tal vez resucitar

y de pronto se encendieron las luces

el sonido glorioso del aire acondicionado comenzó su gorjeo divino
y el tren, finalmente, reanudó su marcha

créeme que yo no podía mirar las caras de los pasajeros
sólo sé que si hubiese podido asesinar a una de las dos gordas
lo hubiese hecho sin el menor remordimiento
porque escuché que le dijo a la otra este cerdo de mierda....

obviamente al abrirse las puertas me bajé corriendo (creo que se bajaron todos), subí las escaleras saltando de dos en dos los peldaños, llegué a la calle, paré un taxi, me subí y me fui a casa

mientras abría la puerta
me fijé si había ruido
en el apartamento
de la chica que hacía siglos había estado llorando
y quejándose en el pasillo
a las 5 de la madrugada

pero no se escuchaba nada
y estaban las luces apagadas
(hace poco me enteré qué fue lo que le sucedió
y fue horrible/ créemelo/ fue demoledor)

entré
me tumbé en el sofá
le hice cariño a la gata y a la perrita
destapé una Coca Zero
cogí el libro de Uribe
que aún estaba en el suelo
y lo abrí en cualquier página

como la vida
y la concha de mi madre










1 comentario:

  1. He sentido cada estado de tu ánimo -creo- pasando en breves segundos de la risa -imaginar el episodio dentro del metro es impagable!- al (casi) llanto. Como la vida misma...

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