lunes, 10 de febrero de 2014

NEORRABIOSO

lunes, 10 de febrero de 2014

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El último padre que me queda

Pero mi padre vuelve, mi padre acude con su boca de muerto y sus manos de muerto y me salva de la caída con un chasquido, un truco de magia, una palabra. Me lo encuentro en el trabajo, o caminando por el Manzanares, o escribiendo en el portátil, muriéndose. También él fue víctima de la superstición Iratxe, él adoraba a Iratxe: una mujer sin temperamento, decía, vale menos que una vaca. Por eso me dejó ordenado:

–Cásate con Iratxe.

Mi padre. Para resolver las dudas sobre nuestra veracidad, Iratxe y yo recurríamos al artificio infantil de los juramentos. Cuando el problema era leve me bastaba jurar por mi perro Argi y cuando era importante debía jurarlo por ella, pero había otro juramento más fuerte aún, el último:

–Júralo por tu padre.
–Lo juro.

Lo juro por aita. Porque soy muy capaz de jurar en vano por Argi y por ella, pero nunca lo he hecho por mi padre. Ahora que estoy de tristeza obligatoria (pero hacia arriba, cada vez mejor), utilizo un truco muy fácil que siempre me da resultado: me pregunto quién me gustaría que volviera, mi padre o Iratxe. Así resuelvo de un golpe la tristeza, pues ni cien millones de Iratxes me serán nunca la uña de mi padre, y de pronto su abandono se me presenta como un simple disgusto, un traspié, un contratiempo. Nada mejor que solucionar una tragedia comparándola con la tragedia madre, la tragedia capitana. Porque no es el amor el motivo de mi vida sino la lucha contra la muerte. Y nunca seré el hombre que amó a Iratxe sino el hijo de Puskas. A veces escucho ruidos de trenes en mi cabeza y lo comprendo todo: lo que me pasa es que estoy loco, lo que pasa es que soy el último padre que me queda. Debería ir a un psiquiatra, claro, pero no creo en los psiquiatras. Debo resolverme solo.

Es lo que hago. Me automedico. Escribo.


BATANIA / NEORRABIOSO, El amor es un ave sin nido que pone huevos en el aire, Madrid, 2014, fotografía de MERCHE CLOVER, modelo VERO VILLARES, pág. 36

DECÁLOGOS / MANIFIESTOS (43): Manifiesto del arte auto-destructivo, de GUSTAV METZGER


El arte auto-destructivo es, en primer lugar, una forma de arte público para las sociedades industriales. La pintura, la escultura y la construcción auto-destructivas implican una idea total del emplazamiento, forma, color, método y temporización del proceso desintegrativo.

El arte auto-destructivo puede ser creado mediante el uso de fuerzas naturales, técnicas del arte tradicional y técnicas tecnológicas.

El sonido amplificado del proceso auto-destructivo puede ser un elemento de la concepción total.

El artista puede colaborar con científicos e ingenieros.

El arte auto-destructivo puede ser producido por máquinas y montado en fábricas.

Las pinturas, esculturas y construcciones auto-destructivas tienen un tiempo de vida que varía desde unos breves momentos hasta una veintena de años. Cuando el proceso de desintegración se ha completado, la obra (o lo que quede de ella) debe ser retirada del sitio y arrojada a la basura.


GUSTAV METZGER, recogido por Stewart Home en El asalto a la cultura, Virus Editorial, Barcelona, 2002, pág. 130, traducción de Jesús Carrillo y Jordi Claramonte

Firma para que obliguen a los centros comerciales a tener las azoteas de color blanco


Victor Beirao

Para: Ana Pastor, Ministra de Fomento


Para poder cumplir con nuestros objetivos de reducción de emisiones del 20% para 2020, insto a que se incluya en el Código Técnico de Edificación la obligatoriedad de tener los Centros Comerciales de más de 5000m2 y las tiendas de venta al público de edificio independiente de más de 1500m2 sus azoteas de color blanco para reducir las emisiones de CO2, además de obligar a los ya existentes a aplicar esta propuesta.

Aplicar esta medida barata, sencilla y eficaz ayudaría a usar la energía de una forma más sostenible y racional de nuestros recursos.

Si 100 grandes ciudades del mundo tuvieran sus azoteas pintadas de color blanco, equivaldría a evitar las emisiones de todos los coches del mundo durante 11 años. Gracias y un saludo.

Atentamente,

Víctor Beirao


Firma AQUÍ

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El amor

Era domingo y yo dibujaba peonzas. Iratxe me dejó. El amor
es un ave sin nido que pone huevos en el aire. El amor
es un sapo que luce joyas de circonio. El amor.

El amor.

Ella robó el manual de naranjerías. Yo quedé sin nada. El amor
es el brillo de astracán que oculta al cordero asesinado. El amor
es un mapa que señala al desoriente. El amor.

El amor.

Ella nació de la cópula de los tréboles con la escarcha. Yo era
un hijo corrupto de los cardos. El amor no conoce el alfabeto
ni la rueda. El amor es un cuervo blanco. El amor.

El amor.

Era domingo y yo dibujaba peonzas. Me dejó
y no quiero olvidarla.


El amor.


BATANIA / NEORRABIOSO, El amor es un ave sin nido que pone huevos en el aire, Madrid, 2014, fotografía de MERCHE CLOVER, modelo VERO VILLARES, pág. 35

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