lloverá dentro de un rato
nada del otro patio, una poca de agua
como un telón de fondo perfecto
para salir a caminar por el estanque
cerca del bosque, con chaqueta de gamuza
pantalón caqui, boina a cuadros y botas de trekking
una flor en la mano, un libro de neruda bajo el brazo
por si te cruzas con alguna pendeja soñadora
de esas que agarran la bici y se largan al campo
cuando el cielo se pone gris
creyendo que fueron ninfas en otra vida
o sacerdotisas del oráculo de tutankamón
ella te verá, registrará tu estampa
pensará que eres como ella
un alma poética o alguna mierda así
no se hará lío en parar
para hablar del día nublado
la hierba mojada, el perfume a corteza húmeda de roble que transporta el viento
y dirá que le gusta neruda
que lo lee cuando está jodida
cuando le baja
cuando el mundo le llega a parecer
un puto manicomio infernal de los cojonsios
luego la lluvia se detendrá
las nubes se abrirán, el sol pintará de oro el estanque
los árboles brillarán como si fueran de cristal
la tipa dirá que tiene hambre
que hay una fonda justo pasando el puente sobre el río
subirás en el sillín trasero de la bici
cruzarán el campo entre hierba, hojas y ramitas rotas
la abrazarás por la cintura
se te pondrá duro el rifle
y querrás tirarla de la bici
bajarle la falda
sacarte la verga y partirla en dos
que le salga por la garganta
porque, la verdad, eres un cerdo fornicador
-qué alma poética ni qué ocho cuartos-
neruda te vale verga
las estrellas titilando como el alma al rocío te valen verga
la poesía te vale verga
piensas que es cosa de maricones
de nenas idiotas que viven en narnia y no tienen ni puta
idea de lo que es la vida
de solteronas locas que conviven con un periquito y dos gatos
a partir de cierto instante
la tarde perderá su bucólico encanto
el estanque quedará oculto por un manto de bruma
la bici pegará contra una piedra
y tú y la chica caerán al suelo
a ella la falda se le subirá hasta el cuello,
dejando a la vista un coño depilado, húmedo, reluciente
ella no se tapa, al contrario, abre las piernas
se sube la blusa, se saca las tetas
te clava una mirada sucia, su lujuria es una hoguera rabiosa
te lanzas sobre ella sin dudar
la clavas al suelo como mariposa pinchada en un corcho
al anochecer soplarán ocasionales rachitas de viento frío
se oirá el croar de las ranas, el aullido de un perro o coyote
en algún lugar cercano
el libro de poemas quedará aplastado y mojado
bajo el culo tembloroso de tu amiga
"¿de verdad te gusta ese pendejo de neruda, amélie?"
"lo leí hace años, villa, ahora el que me pone un huevo es bukoski"
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