que anduvo muy ocupado
predicando amor al prójimo
y haciendo encabronar a las autoridades religiosas
los últimos 3 años que vivió
de modo que probablemente
ni tiempo tuvo de hacerse una paja
de sus primeros 30 años
no dice nada
ni que tuviera esposa
ni que tuviera hijos
ni de rumores propapagados por viejas brujas maledicentes
en los viernes sociales de la sinagoga
ni de padres iracundos irrumpiendo
en la carpintería de josé exigiendo reparaciones
ni que alguna vez se haya encontrado
en el curso de sus andanzas predicativas
con nada parecido a una suegra enfurecida
una ex pareja con una navaja
un amante rencoroso
o cualquier otra criatura
que le reclamara por agravios carnales
infidelidad, traición, sodomía no consentida
abandono de hogar, incumplimiento
de pensión alimenticia
suponemos, por lo tanto
que su actividad sexual en el citado periodo
no fue más allá de masturbarse
fornicar quizá con gallinas
alguna burra de vez en cuando
o frecuentar prostitutas
en tugurios de baja estofa
-hacer sillas no debía dejar mucho dinero-
también podría suponerse
-dada su condición de ente fraguado en las estrellas-
que su fisiología lo librara
de la predisposición a ser seducido
por la vista de un buen culo
el furtivo roce de un par de tetas
al pasar una mujer a su lado
que la sangre en sus venas no estuviera
programada para afluir a sus huevos
al ver a magdalena arremangarse la falda
para llenar una vasija con agua del río
o quizás el moreno torso desnudo
de un pescador lanzando las redes
a orillas del mar de galilea
o acaso- ¿por qué no?-
simplemente tuviera un micropene
cortesía de su omnipotente padre
-un cabrón, si les interesa mi opinión-
que así lo incapacitó
para nunca conocer un orgasmo
los piojos en el vello púbico de una mujerzuela
el remordimiento de un amanecer con resaca
en el lecho de una mujer desconocida
y que no lo distrajera la lujuria
de la magna misión encomendada
otra hipótesis sería
que haya sido sólo un holograma
una hiperrealista aparición proyectada
por un grupito de ángeles aburridos
y que por eso nunca tuviera
una erección como dios manda
que nunca llegara a mancharse
los dedos con la viscosa humedad
de una palpitante vagina
que nunca sintiera hambre
ni sed ni sueño ni cansancio
ni dolor ni ganas de partirle la madre
a los hijos de puta que le tiraban piedras
lo escupían, lo insultaban, se cogían
a las mujeres que lo seguían
y que en vez de eso les sonriera
dulcemente y les pusiera
la otra mejilla
para que le repitieran la dosis
-un holograma, por cierto
no tendría ningún problema
en caminar sobre el agua y atravesar paredes
en aguantar perderse más de un mes
en el desierto, sin agua
sin comida, sin bloqueador solar
y todavía tener el humor
para ponerse a componer discursos-
y así podría pasarme
toda la puta semana inventando escenarios
e imaginando razones
para explicar la aparente inhibición sexual
que sufría aquel pobre tipo
pero lo voy a dejar aquí
porque no me gustaría
acabar componiendo otra jodida biblia
y correr el riesgo de darle ideas
a algún pendejo huevón
que viniera luego y nos enjaretara
otra puta religión de mierda
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