miércoles, 23 de junio de 2021

chica de jersey


me viene saliendo springsteen con la pendejada

por ahí de las tres de la mañana

-cuando ya voy por el octavo o noveno vaso de vodka-

de que ninguna cosa importa una mierda en todo el jodido mundo ni en la galaxia

y que todos los sueños de un hombre se vuelven realidad

cuando uno está enamorado de una chica de jersey


pero bueno, bruce, ¿de cuál te inyectaste, compadre?

y te voy a decir ahora, ya entrados en confianza

que yo nunca he estado enamorado de ninguna chica de jersey

que ni siquiera conozco la jodida jersey

que francamente me chupa un huevo la jodida jersey y que me chupan el otro huevo

todas las chicas que pueda haber en la jodida jersey

-con sus vestidos azules y yendo a subirse a todas las fabulosas atracciones 

de la maldita feria rural del fin de la cosecha de verano en el condado-


y te voy a decir también, aprovechando esta peculiar vía de comunicación que

ahora mantiene en conexión nuestros espíritus

te voy a confesar que alguna vez estuve enamorado de una tipa de veracruz

y que otra vez estuve encoñado hasta las trancas

de una chola marihuana del este de los ángeles

y que hubo también cierta pendenciera dama en un inmundo rancho de nayarit

que me tuvo cogido de los huevos los 2 malditos años que me duró el enamoramiento de ella


y que a fin de cuentas, ya viéndolo con calma y detenimiento

en realidad no hubo ninguna entre todas aquellas que me hicieron sucumbir a sus encantos

-y esas tres que mencioné no fueron las únicas-

que no me tuviera siempre cogido de los pinches huevos mientras estuve enculado con ella

y eran todas sin excepción unas pequeñas brujas aferradas a su maldito inflexible orgullo 

con aquel efluvio mareante bajo la falda y los distintos perfumes

y el coñito dulce como el sueño de un lactante drogado con medio gramo de fentanilo


entonces, viejo amigo, yo creo que ahí tenemos una enseñanza

y esta es que da lo mismo que sea de jersey, de estambul o de bangladesh

la chica de la que puedas estar enamorado en determinado momento de la historia humana

y que da lo mismo que ella se ponga un vestido azul, una putifalda roja o que solo traiga puestas

un par de botas hasta media pierna con las que atraviesa las verdes praderas del serengueti


porque a fin de cuentas ella también, al igual que todas aquellas que en su momento

me trajeron por la calle de la amargura todo el tiempo que anduve loco por ellas

ella también será siempre en el fondo solo un pequeño reptil insaciable y vengativo

que nunca te quitará la zarpa de encima hasta no haberte hecho tragar una tonelada de polvo

y no haberte dejado los huevos más secos y fruncidos que un jodido cactus del desierto


y ni en la jodida jersey ni en el último rincón de la antártida te librarás de ellas














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