Libro de escorzos
Mi
querido amigo y maestro, Juan Quintana (Villanueva de la Serena.
Badajoz. 1945) dejó toda su obra inédita, si exceptuamos una novela
corta y un libro de poemas. El resto permaneció en cajas de madera y
cartón.
En
una de esas cajas estaba y está, “Libro de escorzos”. Con prologo de
Félix Grande y epilogo de Florentino Huerga. El cual a punto estuvo de
ver la luz en una editorial llamada Marte Ediciones.
Una
vez más y sin que sirva de precedente, (me gustan los precedentes) se
cuela en este blog, como ya a pasado en alguna ocasión, un poeta
imprescindible. O como diría él: “Prescindible, ya que nadie echa de
menos, lo que no conoce”. Torpes fallos de nuestro “yoísmo”. Yo, yo, yo.
Los poetas estamos empeñados en extrañar siempre, lo que no se conoce.
Yo, sin ir muy lejos, soy un ignorante y echo de menos la sabiduría que
no tengo.
Les
dejo una parte de esos poemas dónde el poeta dice, a qué se debe uno.
En literatura, que es a lo único que uno debe deberse. Aunque redunde. O
tenga deudas.
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desde luego si partes del absurdo y con tal material
pretendes hacer literatura fascinante
con sabores de endecha u olores a elegía
puedes desde ahora considerarte vencido
o más aún
pisoteado por la rebelde red de los vocablos
he aquí
la causa de tanto fracaso anterior y posterior
ya dado como alimento a los necrófagos
bueno está
no caigamos en el manoseado dogma de que el verbo poético
precisa ser conmovedor
carajo
obvio es
que suele añadirse más retórica para obtener el resultado
que otros nombran poesía modosamente
pero hablando de ello
las mil definiciones que lacran el producto
no demuestran ni un ápice si particularmente
suma felicidad al ser que porta el alambique
y más aún
no existen estadísticas precisas sobre si el fino género
suele ser privilegio de una clase social determinada
y llegando a este punto bien están los gusanos devorando
papeles que a la historia del hombre nada restan ni añaden
y cuya trascendencia tal vez sea menos válida
que el éxito rotundo de mark spitz en la enésima olimpiada
donde otros nadadores fueron bueyes de plomo
(mas hablando de gusanos dignos sean
sobre todo
si abriendo en milésimas el torso ya no ceden
y cúrvanse dejando en cada hoja su indivisible baba
pero
no olvidemos que existen especies mercachifles
utilizando guaridas de finísima seda así que deja el lío
y aclara de una vez tus pensamientos
has querido decir
dignos sean los gusanos que laboran sin interés preciso
v.g. el gusano hombretón que suma y sigue
el que labora y no conduce a nada
simplemente
el gusano que llamas tu gusano)
De “Libro de escorzos”. Juan Quintana.
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