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La luz de la conciencia que todo lo ilumina
me llena de los pies a la cabeza.
La misma que ilumina este cuarto, la calle, la ciudad, el país, el planeta, el universo y el sol.
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Me veo en cada rostro.
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¿Se queja de su brillo el astro?
¿Se queja de su viaje el viento?
¿Se queja de su vuelo el águila?
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La luz de la conciencia que todo lo ilumina
me llena de los pies a la cabeza.
La misma que ilumina este cuarto, la calle, la ciudad, el país, el planeta, el universo y el sol.
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Como dice el proverbio, sólo se tiran piedras contra el árbol que da frutos. Y el árbol que da fruto ni se inmuta: sigue dando. Así mismo, los cutres suelen verme alma de vegetal o de diana. Pero uno sigue dando versos, pues hay cosas, como el alma, que no cambian.
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Me veo en cada rostro.
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¿Se queja de su brillo el astro?
¿Se queja de su viaje el viento?
¿Se queja de su vuelo el águila?
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Sólo me gusta rezar hágase tu voluntad. Es una oración simple, esencial, generosa, mágica. Hágase tu voluntad.
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Publicado por Adolfo González en miércoles, marzo 21, 201
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Amén. Un abrazo Adolfo.
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