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El día fue bueno. ¿Pero qué día no es bueno? ¿Qué clase de egoísmo es ese de decir qué día más malo, qué día más feo? ¿A cuento de qué eso de que un día malo lo tiene cualquiera? El día siempre es bueno. El día es puntual, tolerante, santo, perfecto. ¿Qué importa, por ejemplo, que haga frío o calor? ¿Qué importa si te rompes una pierna? ¿Qué importa, si me apuras, que te mueras comiéndote un filete o de cualquier otra forma? En realidad, nada de eso tiene gran trascendencia. Sí, el día siempre es bueno. Por tanto, en vez de El día fue bueno, dejémoslo en que El día fue. Hasta mañana, que será de nuevo.
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