martes, 24 de abril de 2018

ya son cinco años de que aurora me mandó a la mierda


con mi amor por ella aún intacto
seguiré esperando como un puto subnormal incapaz de guiarse por la cruda evidencia y reconocer que
este asunto ya no tiene vuelta de hoja,
a que aurora termine divorciándose
del puto mecánico desempleado barrigón con el que se casó,
para, una vez que lo haga
traerla a vivir conmigo
y ser felices los dos ya para siempre

estoy desde luego plenamente convencido
de que si al final terminó casándose con él
lo hizo víctima de un arrebato de ira y encabronamiento
al negarme yo por enésima ocasión
en primer lugar, a ceder a sus ruegos de formalizar nuestro affaire
yendo a ver a sus padres para pedir la mano de su hija
-como si todavía estuviéramos en el puto siglo diecinieve-
y en segundo lugar, a reformar mi despreocupado estilo de vida bohemio
derivado de una patológica aversión al trabajo así como de mi talante poético
y que periódicamente me conduce -para decirlo ya todo-
a terminar viéndome envuelto en turbios asuntos que implican
pasar una que otra temporada a resguardo bajo custodia
de las fuerzas de seguridad municipales

tengo también la total certeza
de que por mucho que ella lo intente
y se autoengañe creyendo que su situación actual es envidiable
-hacinada con ese puto marihuano analfabeta en un jodido cuarto de los arrabales-
en realidad nunca podrá terminar de adaptarse
al modus vivendi proletario en que ahora está sumida

yo sé que cinco años parece demasiado tiempo
para que una ilusión amorosa contrariada no acabe marchitándose
y deje por tanto de suministrar la dosis diaria de esperanza
al amante que pugna por mantenerla en su corazón

yo sé igualmente que el puto mecánico drogadicto y desempleado de mierda
la tiene sometida al rigor de su desenfrenado y salvaje erotismo
y la coge en maratónicas cópulas nocturnas que se prolongan hasta las tantas de la madrugada
-me dijo una de las vecinas que los aullidos fornicatorios se oyen en toda la cuadra-
con lo cual es probable que mi nena, a estas alturas
haya dejado de ser ya aquella tímida y recatada doncella a la cual
nunca pude encajarle el hacha sino en contadas ocasiones y
con borrachera interpuesta

el verdadero amor, sin embargo -como cualquier poeta sabe-
prevalece aun sobre las más duras y terribles adversidades
y es capaz de atravesar el desierto de los años sin ver doblegado su ímpetu siquiera un ápice
(el verdadero amor perdona, dicen los putos de maná
seguramente plagiando al maricón de paulo cuello)

en todo caso, mientras no consiga superar la fijación psicótica que tengo por ella
-o acabe de juntar los 1000 dólares para el avión de la chica ucraniana de esposasrusas.com-
por lo visto tendré que seguir ahogando mis penas en alcohol
y rezar para que al puto mecánico le reviente el hígado o le salga un tumor en el cerebro
y para que cuando ello ocurriera (si es que ocurre)
mi amada no fuese a tener ya por entonces
el culo más ancho que una lavadora o quizás yo me encontrase ya

metido en el puto asilo para vejestorios, cagado a todas horas y sin saber de mí ya nada




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