miércoles, 21 de marzo de 2018

en brazos de la mujer perdida


pronto supe en la vida
que la mía no sería un compendio de éxitos
que no estaba llamado a ser un triunfador
que crecería y me convertiría en uno de esos
mediocres y vulgares tipos
que transcurren los años dando tumbos
sin acabar nunca de sentar cabeza
desempeñando trabajitos de mierda
para sacarse unos cuantos jodidos pesos
mayormente destinados a sufragar una fuerte inclinación al alcoholismo
y una hora con alguna puta los fines de semana
pronto supe que si alguna vez
encontraba a una mujer lo suficientemente trastornada del juicio como para
querer ponerse a vivir conmigo
seguramente sería una fulana 15 años mayor que yo
con un sobrepeso de 40 kilos y con 7 hijos a cuestas
a los que yo tendría que mantener
pronto supe que no me atraían sexualmente
las tipas gordas mayores que yo, tuvieran o no hijos
que las que me ponían cachondo eran las jovencitas
tetonas, culonas, con niveles de grasa corporal más bien reducidos
y que yo era un bicho raro
introvertido, bipolar y degenerado sexual
cuya forma de ser espantaba a las mujeres
induciéndolas a poner tierra de por medio entre ellas y mi verga enhiesta persona
a menos que lograra atenuar la patología de mi carácter
soplándome previamente un litro de tequila y acompañándolo con un churrote de maría
pronto supe en la vida
que el 99.9999 % de las mujeres buenotas de este jodido planeta
nunca llegarían a plantearse ni siquiera en sus brotes esquizofrénicos más autodestructivos
coger conmigo
ni siquiera por un millón de dólares
ni siquiera apuntándolas con una pistola
ni siquiera aunque yo fuera el último hombre sobreviviente a una hecatombe nuclear
-ellas reservaban sus preciosos chochitos para los príncipes, los tiburones de wall street y
los latin lovers de recias mandíbulas y perfecta musculatura-
y que por lo tanto no tenía caso
dilapidar mis escasos recursos financieros y emocionales en pretender a ninguna de ellas
y que por lo tanto lo mejor era pasar de ellas
y utilizar mis raquíticos recursos financieros y emocionales
en tratar de desahogar y satisfacer mis pulsiones sexuales
buscando entre el restante 0.000001 % de las mujeres buenotas de este jodido planeta
aquellas que a cambio de un puto billete de 200 me dijeran que sí:
que sí cogían conmigo aunque fuera un puto perdedor de mierda
que sí cogían conmigo aunque no supiera decirles ninguna puta frase romántica y soñadora
que sí me la chupaban en el asiento de atrás del coche aunque no me hubieran visto nunca antes
que sí me dejaban culearlas como si fueran unas perras -y que además les encantaba ser culeadas-
que sí les gustaría volver a verme al día siguiente aunque me apareciera
igual de alcoholizado y drogado y con solo un puto billete de 200
que sí era yo el mejor poeta del universo y que además tenía la verga más grande que un puto negro

pronto supe en la vida que aun el más jodido perro fracasado, a veces la pasa de puta madre






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