morirse por echar un puto polvo

a pesar que se lo andaba cargando la chingada,
mi abuelo insistía que lo llevara con las putas;
yo no le veía mucho sentido a la cosa:
"estás caducado", le decía
o "no mames, pinche ruco,
si te ven entrar, las putas salen corriendo,
y gritando que se apareció la momia"
además ya estaba medio inválido
necesitaba ayuda para moverse
ayuda para limpiarse el culo
ayuda incluso para llevarse la comida a la boca
y no era raro que hasta se cagara encima;
pero el viejo no dejaba de joder la borrega:
"quiero un puto chocho para poder morirme en paz"
me decía cada vez que lo visitaba,
y, para hacerme sentir como un hijo de puta desagradecido
me recordaba que, de no haber sido por él,
que me había pagado mi primera puta a los 13 años,
probablemente yo hubiera acabado volviéndome maricón:
"¿ya no te acuerdas, hijo de la chingada,
lo afeminado que estabas y cómo en esa época
incluso te había dado por escribir poesía
y en el pueblo murmuraban que te hacía aguas la canoa?";
para acabarla de joder
el médico le había prohibido tener sexo
dado que el pájaro no le funcionaba sino con viagra
y tomar viagra le acarreaba un infarto seguro;
"ese puto doctor es un pendejo:
tú consígueme la puta viagra
y yo te firmo un exonerativo de culpabilidad"
total que, tanto me estuvo chingando
que al final le compré un par de viagras
y aquella misma noche acabamos parando en el congal;
nos sentamos a la barra y pedimos dos cervezas
el viejo llevaba sombrero texano y botas vaqueras
se había recortado la barba y echado un after shave
y había cagado poco antes de salir
para reducir el riesgo de ensuciarse encima;
"bájatelas con cerveza"
le dije poniendo las pastillas al alcance de su mano
él las cogió y se las echó a la boca
y le dio un buen trago a la cerveza y luego otro;
yo le hice entonces una seña a zuleyma, vieja conocida,
que remoloneaba sentada en una mesa al fondo del congal
abriendo las piernas de cuando en cuando para enseñar la mercancía,
y zuleyma se levantó y se acercó a nosotros,
y pidió una cerveza y se quedó de pie a nuestro lado;
"qué chico tan guapo" dijo luego
acariciando la barbilla del viejo
"me muero de ganas de culearte, mamasita"
soltó abruptamente mi degenerado pariente
"pues vámonos a culear antes de que te mueras"
dijo zuleyma, y lo agarró de la mano
y se lo llevó con ella zigzagueando entre las mesas
rumbo a la parte donde estaban los cuartos de las chicas;
mientras el viejo volvía, para matar el tiempo
yo me puse a engullir un whisky tras otro;
"ese cabrón ya debería de estar fuera"
me dije a la altura del tercer whisky;
"a menos que de plano se haya quedado dormido"
pensé poco después de dar cuenta del quinto whisky;
"o que haya convencido a zuleyma de darle otra puta viagra"
se me ocurrió mientras pedía el noveno trago;
"o la explicación es sencillamente que..."
comencé a recelar a mediados del treceavo whisky,
influido quizás por el hecho de que cada segundo que pasaba
se podía escuchar perfectamente allí dentro, incluso con la música de la rocola funcionando

cómo aumentaba en intensidad el lejano sonido de una sirena