martes, 20 de septiembre de 2016

el insignificante costo de la libertad


tampoco es que pagar por sexo
sea realmente un mal negocio
la chica tiene que sacar dinero de algún lado
y yo tengo que meter el pájaro en algún lado
ella me da permiso para que yo le meta el pájaro
y yo le doy a cambio un puto billete de 200 jodidos pesos
que obtuve reciclando latas de cerveza vacías
descargo el veneno y me voy a mi casa
y durante los siguientes 4 o 5 días puedo concentrar mis energías mentales
en leer un libro de historia de la segunda guerra o una biografía de mahoma
si viviera con una tipa, coger, desde luego, me saldría gratis
las mamadas me saldrían gratis
las sobadas de culo me saldrían gratis
pero mi mujer tendría que comer y vestir y tener saldo en el puto celular para hablar con su madre
y tendría también que comprarse zapatos y calzones y maquillaje para disimular las putas arrugas
y cuando se enfermara yo tendría que llevarla con el puto doctor y comprarle luego medicinas
y cuando le bajara la regla yo tendría que comprarle los putos kotex y pastillas para cólicos
así que por un lado tengo un culito para coger gratis todas las veces que yo quiera
y por otro lado tengo que partirme la madre trabajando como negro toda la puta semana
para que mi culo tenga todo lo que necesita y así no me mande a la puta mierda
pero si trabajo como negro toda la puta semana ¿a qué horas voy a poder leer mi libro de mahoma?
¿a qué horas voy a poder tirarme en el sillón a escribir mis poemas?
¿a qué horas voy a coger o con qué ganas voy a coger si
después de trabajar como negro toda la puta semana no me queda ya al final
ni un gramo de energía para hacer algo más que meterme a la puta cama a dormir 14 horas seguidas?
es cierto que si organizo con eficiencia el día libre de que dispongo al final de la semana
puedo perfectamente durante ese lapso leer mi biografía de mahoma, escribir un poema, oír mis rolas
de juan gabriel, echarle una buena culeada a mi mujer, ver el partido de futbol, cortarme
las uñas, teñirme de azul los pelos de la verga, ponerme un tatuaje en el antebrazo que diga "je suis
(nombre del lugar de la última masacre terrorista)" etc etc
pero como resulta que los domingos son el día sagrado e intocable en que mi culo
tiene que ir a ver a su puta madre al puto rancho donde vive la vieja
-el puto rancho distante 200 kilómetros del lugar donde mi culo y yo vivimos-
entonces, a menos que aproveche el viaje en auto al puto rancho para:
leer mi biografía de mahoma, echarle una culeada a mi media naranja, oír mi compacto con
las mejores rolas de juanga, pintarme de azul los pelos de la verga, cortarme las uñas y
escribir mentalmente un poema mientras conduzco rumbo al puto rancho de mi puta suegra;
entonces, pues, dada la imposibilidad técnica de hacer al mismo tiempo todo ello, tenemos que:
en realidad sólo trabajo como negro toda la puta semana para unicamente en resumidas cuentas
poder llevar a mi chica a ver a su madre al puto rancho de mierda donde vive la bruja;

¿entendieron el punto, mis cabroncitos?

¿entendieron por qué prefiero darle 200 pesos a una de estas chiquitas cogelonas que
te chupan la mala sangre en un rato y te dejan ya listo para que puedas dedicar todas las horas de
tu miserable vida a hacer cualquier cosa que te salga de los huevos?

(y ahora, con su permiso, los dejo porque voy a ponerme a leer
la última biografía de bukoski donde su autor demuestra ya con documentos incontrovertibles
que al cabrón no se le paraba después de la quinta cerveza y que, por lo tanto
todas las cogidas que presumió de haber echado en sus libros y poemas fueron un puto invento)





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