domingo, 10 de julio de 2016

practican la autopsia póstuma al poeta romántico suicida josé villa


en la autopsia practicada al cuerpo
del que en vida llevara el nombre de josé villa,
poeta romántico de no muy buena reputación
encontrado la noche pasada como a las 10 pm
colgando de una cuerda en el baño
de uno de los cuartos del segundo piso de la pensión "miraflores"
mísero antro ubicado a la altura del kilómetro 0.3
de la carretera tecolotlán-san clemente, al sur de jalisco,
donde el ya occiso vivía desde hace algunos meses
dedicado, principalmente. a empinar el codo
fumar como carretero, molestar a las mujerzuelas
empleadas en el congal "el nuevo mundo"
-situado a escasos metros de la citada pensión-
y ocasionalmente a escribir algún poema
de calidad más bien dudosa;
cuerpo que fue remitido al departamento de patología forense
de la unidad de muertes violentas y sospechosas
del módulo médico "segismundo urrutia" de tecolotlán
para serle practicada la necropsia estipulada por ley
y dilucidar así las causas
del fallecimiento del poeta
si bien todo parece indicar
que murió, en efecto, de resultas
de asfixia producida por ahorcamiento autoinfligido
dada la profunda marca que presenta alrededor del cuello
derivada sin duda de la fuerte presión
ejercida por la cuerda ceñida a dicha zona
probablemente durante un lapso aproximado de 48 horas
a juzgar por el grado de hinchazón y lividez
observable a simple vista en los miembros del sujeto
el cual, por otra parte, y sólo para para que conste
que la mierda de sueldo que nos pagan en este puto hospital
apenas si compensa tener que aguantar todo lo que aguantamos,
despedía, en el momento de ser entregado a nuestra custodia
un olor a fluidos corporales varios que te cagas
seguramente como consecuencia
de la pérdida de control de esfínteres y válvulas autorregulables internas
que traducido al español significa
que el tipo se cagó, se meó y eyaculó en los calzones
quizás hasta en dos o más ocasiones
durante un lapso estimado de entre 3 a 5 minutos
a partir del momento en que terminó colgando
lapso en el cual también abandonó sus recónditas cavidades
el precioso hálito de la sustancia vital
dejando al poeta convertido ya para siempre
en ese simple bulto de carne descompuesta y fétida
que ahora yace desnudo, patético y rígido como el dedo acusador del destino
sobre la plancha de zinc de esta sala de autopsias
donde tanta grandeza, vanidad y soberbia humana
han visto reducir a nada su necia pretenciosidad;
necropsia, entonces, como decíamos allá arriba -antes de salirnos por la tangente-
a la que luego de haber sometido el cuerpo del ahorcado
-cada uno de sus órganos y miembros componentes-
nos deja en condición de afirmar que
-no obstante los antecedente alcohólicos del poeta
su degenerado tren de vida y su pésimos hábitos alimenticios-
del hígado, en realidad, como hubiera sido lógico pensar
el cabrón no estaba ni remotamente tan jodido;
que sus pulmones, a pesar del tabaquismo morboso del susodicho,
presentaban la misma textura suave y algodonosa
que podrían tener los de un niño de 10 años;
que el páncreas, el bazo y los riñones
funcionaban a un 99 % de su nivel óptimo;
que tenía el estómago como nuevo, los intestinos impecables,
la vesícula maravillosamente conservada, al igual que el cordón espermático
-¡el semen debió haber fluido a chorros de su puta verga!-
el duodeno alargado y flexible, la aorta fenomenal
el corazón como un bloque duro e impenetrable de acero
-por mucho que en sus poemas el hijoputa de villa
acostumbrara quejarse de lo mal que se lo habían dejado
todas aquellas putas que en su momento le metieron los cuernos-
que aún habría latido durante cien años más sin mayores problemas;
la masa encefálica revestida de una insólita luminiscencia
indicativa de la enorme capacidad mental del suicidado
-lástima que sus putos poemas no reflejaran esta-
los huevos gordos y poderosos, semejantes a los de un búfalo adolescente;
la verga ancha, grande, pesada y ligeramente abombada en la punta;
la dentadura un tanto deteriorada pero completa
a excepción de un conspicuo boquete en la mandíbula superior
correspondiente a los dos incisivos centrales;
en resumen y para no hacerla más larga
podemos decir que el organismo del sujeto, a sus sesentaitantos
estaba de puta madre y en perfectas condiciones
y que de no haber cometido este la pendejada de suicidarse
probablemente habría podido vivir hasta el año 2060
y entonces haber aprovechado los adelantos tecnológicos de la biogenética
para alargar algunos cuantos cientos de años más su existencia,
cantidad de tiempo más que suficiente, creemos
para que el cabrón acabara percatándose tanto de su estúpida forma de conducirse en la vida
como de la clase de mierda que era su poesía
y buscara, por consiguiente, modificar una y dejar en paz la otra
dedicando sus horas de ocio quizás a la jardinería, la repostería
o a contar los pájaros que pasaran volando frente a su ventana,
al atardecer, cuando el sol ya se hubiese hundido tras el horizonte

pero todavía subsistiese en el aire un residuo luminoso de esperanza o algo así




2 comentarios:

  1. Uh mala suerte de no haberse enterado que su cuerpo estaba impúdicamente sano no así su cerebro. ¿Qué se le va a hacer? Así es la vida.

    ResponderEliminar
  2. Ciertamente hubiera podido vivir hasta el 2060 y contar pajaros...pero no le dio una oportunidad mas a la vida. Que gracia mas original tu post, me encanto!
    Feliz dia!

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...