lunes, 27 de junio de 2016

muere ahogado en su cuarto el poeta romántico josé villa


he alcanzado un punto en la vida
donde todo me chupa un huevo

la semana pasada, por ejemplo
se me terminaron de pudrir y luego caer
-en realidad cogí una pinza y me los arranqué-
los dos dientes frontales de la mandíbula superior;
ahora, cada vez que abro la boca
me parezco a uno de esos putos indigentes drogadictos
que rastrean los callejones rebuscando en los contenedores de desperdicios
porciones de materia orgánica no demasiado putrefacta con que alimentarse;
¿que si me siento mal por ello?
por supuesto que no, ya lo he dicho:
ahora todo me chupa un huevo

de la misma forma no me inspira ya
sino la mayor indiferencia y desapego
-en otras palabras: me chupa un huevo-
el hecho de que cada día que pasa
se vuelva más utópica e irrealizable
la posibilidad de llegar a encontrar por fin
después de años viviendo solo y amargado
una mujer que me quiera y sienta ganas de vivir conmigo
y se ilusione mirando cada mañana
-al despertar a mi lado en el colchón infestado de ácaros
donde dormiríamos abrazados y felices
después de horas haciendo el amor y el 69-
el patético boquete formado por la ausencia
de ese par de dientes ya antes mencionados;
y se muera por besarme y acariciarme
aun cuando por lo demás yo persista
-no obstante saber lo importante que es para las chicas
el hecho de estar uno limpio y presentable-
en mantener mis descuidados hábitos de higiene corporal
y rara vez me bañe y ya ni digamos
me cambie de ropa o cuando menos de
calzoncillos

en el momento en que escribo estas líneas, para no ir más lejos
-anochecer de un sábado de finales de junio-
recostado en la cama con una botella de ron
y una libreta de argollas apoyada sobre la almohada,
allá afuera cae una tormenta de perros
y las cinco calles del puto pueblo de mierda en que vivo vuelven a inundarse
porque el drenaje que el ayuntamiento construyó hace apenas unos años
-cobrando por él una cantidad equivalente a lo que costó
el grandioso y sofisticado sistema anti-inundaciones de tokio-
lleva colapsado e inservible casi desde el mismo día de la inauguración
-a esos hijos de puta, por lo visto
parece que también les chupa un huevo
hacer lo que se supone que deberían hacer-
a medida que la inundación aumenta
un reflujo de agua lodosa y fétida se empieza a meter
por el hueco debajo de la puerta que da a la calle
de la pocilga en que ahora estoy recluido;
no tendrá que pasar ya mucho tiempo
antes de que alrededor de mi cama
se acabe formando una especie de estanque no muy profundo;
si la lluvia no se detiene o se calma
y sigue cayendo con la misma fuerza otras dos horas más
el agua podría alcanzar una altura de 25 centímetros,
y convertir mi cama en una embarcación;
en este momento, oyendo rebotar la lluvia sobre la techumbre de lámina
y empujándome entretanto un ocasional trago de ron
para poder aguantar el embate de la adversidad,
escribo a tientas en la oscuridad creciente
-imbuido de la fatalista serenidad que proporciona la derrota
y resignado a lo que venga, no importa si es algo bueno-
escribo que me chupa un huevo esa dinámica subyacente a mi vida,
donde todo cambia sólo en el sentido de joderse,
escribo que me chupa un huevo hacerme viejo y perder los dientes y no tener dinero
y vivir en una pocilga donde cada vez que llueve
el agua se mete por la puerta, las ventanas y el techo
y la corriente eléctrica se corta y el ventilador por lo tanto deja de lanzar aire
propiciando con ello que el calor se vuelva insoportable
y que los putos mosquitos me acribillen la piel a aguijonazos;
escribo en mi libreta con argollas que me chupa un huevo
la hernia lumbar de disco y las reumas que cada lluvia se me recrudecen
así como el alcoholismo, la depresión y la taradez mental;
que me chupa un huevo el hecho
de que a pesar de no tener un puto cinco,
apenas consigo echarle mano a un par de billetes
cuando diez minutos más tarde ya los cambié por un litro de alcohol;
retumban en el exterior los truenos
con un sonido de hecatombe apocalíptica
y las olitas de la alberca donde estoy metido ahora
lamen las patas de madera de mi cama...

y también me chupa un huevo 
la posibilidad de morir ahogado atrapado en esta pocilga
y no ser encontrado tal vez hasta dentro de una semana,
mi cuerpo hinchado, mi hermoso rostro irreconocible
mi boca abierta exhibiendo el boquete en la dentadura para toda la eternidad
mis libretas con los miles de poemas escritos en ellas disueltas en el agua 
los titulares de los periódicos anunciando:
"muere ahogado el enorme poeta romántico josé villa
al sorprenderlo borracho la inundación que barrió con san teófilo de los arrayanes:
la literatura pierde a un futuro premio nobel
san teófilo de los arrayanes pierde al mejor cliente de sus dos cantinas
las teivoleras del conejitas bum bum pierden al sujeto degenerado que aprovechaba la oscuridad
para sacarse la verga y mostrársela mientras ellas se cogían del tubo..."
y que la tipa que me renta el cuarto me haya puesto demanda
por moratoria del pago de 8 meses de alquiler,
y mi gastritis, indigestión y estreñimiento crónicos
y las ganas que tengo de meterme un tiro en la puta cabeza y acabar con todo
y que en noches lluviosas como esta me acuerde de aurora
y de cuánto la quise y de que ya no la quiero
o tal vez sí la quiero y ella también me quiera o quién sabe
-y además a quién coño puede ya importarle-
me chupa, todo ello, como ya dije
un puto huevo y tanto me da...

y que el ron se acabe y que todo esté oscuro y que tenga ya el agua en las nalgas

y que parezca que nunca dejará de llover





2 comentarios:

  1. Feliz verano villita, eres el mejor poeta romántico de todo México. Besito.

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  2. Feliz verano de palabras
    de encuentros
    entre vos y el misterio de las prosas

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