lunes, 4 de mayo de 2015

cuando me muera...


cuando me muera voy a hacer una fiesta
habrá cerveza, tequila y unas cuantas putas
invitaré a la vecina y a sus dos hijas
pondré el disco de cumbias de celso piña
arrimaremos el cajón a la pared y bailaremos en la sala
mi viuda vestirá minifalda y una blusa cortita
mi madre arrojará su librito de oraciones por la ventana
y bailará con el arcángel de la muerte
a las 3 de la mañana todos estaremos ya borrachos
-un poco tristes, sin embargo, por mi defunción-
mi compadre melesio hará entonces lo que hace
cada vez que al pendejo se le pasan las copas:
intentará meterle mano a mi mujer
ella estará ya cachonda por todo el alcohol ingerido
-nunca puede tomarse dos cervezas sin ponerse bramuda-
y aunque posiblemente hará como que se resiste
y buscará guardar las apariencias alejándose de aquel hijo de puta,
en una de esas, cuando piense que nadie la observa
se escabullirá con el cabrón a la cocina
y cerrará la puerta tras de sí y a los pocos instantes
cualquiera que pusiera atención podrá sin más sospechar
por los gemidos que lanza que quizás le estén
metiendo la torre eiffel doblada por el culo
-pero a quién le importa reparar en esas nimiedades cuando sabe
que el puto muerto murió con los cuernos hasta el techo -
en circunstancias normales yo podría asomarme a la cocina
y agarrar a esa puta de los pelos y arrastrarla hasta la calle
en esos momentos, por desgracia, tal cosa ya no será posible
yo estaré muerto, un poco borracho y melancólico
-supongo que tampoco me estaré sintiendo muy bien que digamos-
quizás entonces decida concluir la fiesta
quitaré las cumbias de celso y pondré bajito algo de haendel
y tomaré la palabra y echaré un breve discurso final
donde tal vez recite aquellas líneas del poeta meado nervios:
"llegado el postrer instante de esta burda comedia
y habiendo mordido el polvo y ya viéndome abatido
me iré sin emitir una queja a las regiones oscuras
de la misma forma que viví, sin pena ni gloria ni grandeza
y ni siquiera un puto perro que me ladre"
enseguida despediré con educación y respeto a mis invitados
uno por uno les daré las gracias por haber estado conmigo
durante el arduo trance de mi marcha a lo desconocido
abrazaré a mi madre, se me escaparán un par de lágrimas
y querré decirle entonces que la quise, pero no lo haré
-esa jodida costumbre de querer parecer siempre un tipo duro-
ella en cambio me dirá "te quiero, cuídate mucho, mi hermoso niño"
como si creyera que mi vida corre un gran peligro o qué sé yo
y desfilará cabizbaja hacia a la puerta de la calle;
melesio al pasar me dará una palmada en la espalda
y sabiendo lo hijo de puta que el cabrón siempre ha sido
podría apostar los huevos a que no se irá sin decirme
alguna pendejada acerca de lo rico que coge mi mujer
y cómo la puso a cuatro patas y se la hundió hasta el fondo
-"te dejaste la bragueta abierta, pendejo"-
la última en largarse será mi mujer
haciendo eses al caminar y con la falda puesta de revés
antes de traspasar el umbral girará la cabeza
y por enésima vez en nuestros 20 años de vida juntos
me recordará "nunca supiste cómo tratar a una dama, pendejo
y todos tus poemas son una reverenda mierda";
cuando todos se vayan agarraré una botella de whisky
me meteré en mi cajón y cerraré la tapa
me tomaré unos cuantos tragos antes de cerrar los ojos
y me hundiré luego en ese profundo sueño de los muertos
del que nadie nunca ha sabido cómo despertarse

¿y quién coño va a venir a llevarme al puto cementerio?





2 comentarios:

  1. Genial jjajaja que bueno eres villita, no te mueras nunca. Besote.

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  2. Cuando te mueras ya nada podrás hacer ni con tu mujer y su escasa moral ni con tus amigos ni con nada. Cuando te mueras estarás tan feliz que ni cuenta te darás que habías muerto desde mucho antes.

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