sábado, 20 de diciembre de 2014

villa, el bárbaro


a veces recuerdo cuando fui vikingo
-debió ser en otra vida, claro-
vivía en una cabaña de troncos de madera
y me pasaba el invierno metido allí dentro
tomando vodka, comiendo carne de reno
y cogiendo con mi gorda y neurótica mujer vikinga;
de tarde en tarde nos hartábamos de vernos las caras
-la puta cabaña tenía 12 metros cuadrados-
y entonces nos liábamos a golpes
ella me daba en la cabeza con algún leño
yo la tiraba al piso y le pateaba la cara con fuerza
se llamaba herta y tenía cuerpo de oso polar
medía 1 95 y pesaba 140 kilos
cuando se acababa la carne de reno
herta cogía el hacha y se internaba en el bosque
y dos horas después volvía arrastrando un cadáver de reno
al llegar la primavera yo reparaba mi barquichuelo
y salía a pescar en las aguas del fiordo
herta destazaba los peces más grandes
y los vendía puerta por puerta en la aldea:
la gente le compraba por temor a que ella se enfadara
arremetiera a golpes contra sus personas y echara abajo
de un par de manotazos sus cabañas
era una chica realmente de cuidado
y hubiera podido conseguirse a cualquier hombre que se le antojara
pero estaba conmigo por el sexo
-sólo yo había logrado encontrarle el punto g-
y en el fondo se daba cuenta de que no podía vivir sin mí
a veces bastaba con que yo amenazara con abandonarla
diciéndole que me había aburrido de su culo
para que dos días más tarde ella llevara una hermosa chica a la cabaña
y la arrojara a la cama para que retozara conmigo;
fueron aquellos unos años de puta madre 
con comida y bebida y culos de sobra
y hasta creo que yo incluso amaba un poco a herta;
no sé qué estúpido afán me llevó a cometer la estupidez
de enrolarme en la tripulación de un barco de guerra
y fue así como tuve que separarme de herta a finales de la primavera de 1285
aún retengo su imagen allí en el muelle
diciéndome adiós con la mano, su rostro surcado de lágrimas
nunca la volví a ver
cruzamos las aguas del báltico y arribamos a las costas de sajonia
incendiamos aldeas, violamos mujeres y niñas y matamos viejos hasta hartarnos
robamos todo lo que pudimos
nuestras correrías se alargaron hasta mediados de octubre
era tiempo de volver a casa
nos hallábamos ya un tanto maltrechos y ni se diga melancólicos
de llevar aquella puerca vida de animales lujuriosos donde sólo se trataba
de coger y emborracharse y destruir todo lo destruible
-sólo en stonehenge, debilitados ya por el exceso de alcohol y culeadas
tuvimos que dejar en pie aquellos putos monolitos-
de vuelta en escandinavia herta ya no estaba
los aldeanos me dijeron que me había esperado hasta que ya no pudo más
gigantesca y silenciosa y reconcomida de profundos anhelos carnales
una noche se había internado en el bosque y no volvió a salir
las malas lenguas decían que había aprendido a convivir con los renos
que manadas enteras copulaban con ella
me pasé aquel invierno ahogado en alcohol recluido en la cabaña
abandoné escandinavia para siempre el siguiente abril
aquel verano nos aventuramos a través del mediterráneo
y una madrugada remontamos el río tiber hasta llegar a roma
amarramos el barco a la vista de la catedral de san pedro
y al amparo de las sombras nos colamos en el vaticano
en una de las enormes salas celebraban una fiesta
había mujeres y hombres jóvenes desnudos
otros no tan jóvenes vestidos con sotanas rojas y moradas
y unos curiosos sombreros puntiagudos
todos parecían hallarse drogados o ebrios o las dos cosas
y al percatarse de nuestra presencia no parecieron sorprenderse
algunos de los fulanos con sotana se las arremangaron
y se pusieron a gatas delante de nosotros
la puta fiesta duró todo el verano y hasta entrado octubre
aquel año yo terminé siendo nombrado secretario particular
del tipo con el sombrero más alto y puntiagudo de todos
mi único trabajo era encular al susodicho cada noche
y dejar que me chupara la verga cada vez que se le antojara
meses después me sustituyó en el cargo un enorme negro 
al que según los rumores el aparato le medía 33 centímetros 
a mi me pusieron entonces una sotana roja y uno de los sombreritos puntiagudos
y me mandaron a vivir a una iglesia en una ciudad al norte
con la instrucción de que a cualquiera que me preguntara
le dijera siempre "in nomine filis, patris y tu puta madre amén"

de los maravillosos años pasados en orgías y borracheras
en la época cuando fui obispo en milán
ya les hablaré en algún otro poema



2 comentarios:

  1. jajajajjajja así da gusto aprender la historia de la humanidad, mi villa, que buen profe de historia eres, en mi próxima reencarnación me pido reencarnarme contigo y ser tu herta, que no tuerta, pero en la próxima seré hombre y tú serás mujer, así que vete preparando villaherta jajjajajaj

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