lunes, 22 de diciembre de 2014

SARCO LANGE. POEMAS Y FOTOPOEMAS.

suenan tambores y violines pero no hay conciertos



Los que no tenemos cáncer, juntémonos y tengamos cáncer
Los que no tenemos sangre de narices, juntémonos y tengamos sangre de narices
Los que no estemos cansados, cansémonos
Los que no estemos muertos, juntémonos
 
Claudio Bertoni






frente a mí/ en el culo corrupto y señorial
de esa pared blanca que me está observando ahora mismo  —tiene vida propia—
cuelgan estatuas y patrullas crucifijos
cuerpos vestidos de Dolce & Tragedia
que por alborotarse
en su legítima defensa y elegancia
acabaron estirándome nerviosamente los párpados
como elásticos cafés que no se rompen nunca
y yo lo llamo falta de respeto/ de tacto/ sobra de morbo
o el agua al cuello
y más arriba
del cuello

ahí donde los pelícanos
son angelitos pornográficos y malandras
que se comen a sus crías
a ras de diciembres sin masticarlos
           entonces obvio que tengo miedo

porque me aterra el amor fascista
cuando sufre de eyaculación precoz
sobre las nalgas revolucionarias
de un comunismo armado
que ataca por la espalda

beso labios
dormidos
y se me va la vida
tarareando palabritas en el humo

sí/ duele
e incomoda

que no hallo divertido en absoluto/ terminar el año de esta manera/ procurando un abrazo a la medianoche del horror

que dan las doce

feliz año nuevo

empiezan los fuegos artificiales
                                            ojalá fueran artificiales
                                            todos los fuegos
                                            míos


la cena fatal y triste
en la mesa triste y fatal
con sillas de menos y tristes
con platos de menos y tristes
con vasos de menos y vacíos

con abrazos de menos y tristes
haciendo como que no pasa nada tan tristes
pero con las mejillas perforadas
hijas del trueno
y el desencaje

el pavo creo
alcanzará incluso
hasta para los perros
este 31

coger la botella de champaña
aún cerrada
hacer el ademán de descorcharla
y cuando todos o sea nadie
levanten sus copas para el bello himno del brindis
azotarla contra la pared/ hacerla mierda destrozarla
que se reviente y chorree espumante por el papel mural
y patear los vidrios azules
escupirlos
maldecirlos

viejo 
cuánto te extraño

y en el minuto en que ya nada
de ni para el hedonismo absurdo de un lánguido choque de copas
regresaré a casa

llamaré al taxi
para que me recoja
   el trayecto
   lo haré en silencio
   pensando que los fantasmas
   sólo existen en los cuentos
   y en ciertos aviones

¿y qué si nos metemos el dedito en la nariz
y abrazamos el moco
que también jugó su propia locura de selvas y bocetos
mientras llorábamos en silencio
mirando pasar veloces
los trenes por el mar?

basta ser grotesco y sentir frío/ mucho frío/ tanto frío
decir tengo frío me estoy muriendo de frío hermana/ tengo demasiado frío/ me estoy congelando de hielos
por fuera

que por dentro
doy vueltas y bajo y subo y me hostigo
como la menopausia hedionda
de una muñeca preocupada por envejecer

me rompe el frío
ya ni siquiera esto puede llamarse frío
debe tener otro nombre
no sé/ uno de hijo único

de hijo tóxico

de hijo de puta

       enumérame los huesos
       en el atletismo infame
       de un milagro sordo que respira
       mal

ayer mientras volvía a casa
había un niño de 7 años
derrumbado sobre la acera
un poli llamaba por su radio a la Central 
me acerqué y el poli también sabía algo de medicina
con los ojos llorosos
me dijo que era primera vez en toda su carrera 
que veía un chico de 7 años
morir de un ataque al corazón
e iba solo

          tengo el vientre seco
          ya no quiero
          seguir pariendo
          nenitos atropellados

así se me joden los días
viendo girasoles inocentes
morir
sólo una vez en la vida
y para siempre

no/ no voy a ser ambiguo
estoy viviendo entre vacíos
y árboles
y soy abeja quemada
sobrevolando los acuarios

pero me han arrebatado las espadas
y en su lugar
pusieron una cadena de bronce entre mis ojos
es bien bonita/ color caca/ brilla al sol
cuando me nublo de colchones
mas no me la puedo quitar de encima
sin dejar impregnada en ella
colgajos de carne
como sílabas
y semen

jamás volveré a pedirle perdón
a nadie
pero perdona

perdona si no hice nada más
que deteriorarme los días y la vida
escarbando con las uñas
una raza preciosa
pero que nació exenta
de toda justa premiación

esa/ la del romanticismo apabullado
esa/ la de marcar la esvástica del pudor
en una insistencia de pezones y de pelo
esa/ la que negocia con la irreverencia añeja
medio a medio del poema

la misma donde una madrugada de noviembre
decidí hacerme irresponsable

astronauta
drogadicto
alcohólico


y maricón



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