JOSÉ VILLA

CÓMO DESHUESAR CEREZAS

hoy, en dos lugares distintos de mis 
usuales dispersas lecturas erráticas a
través de blogs, viejas novelas policíacas, artículos
del new yorker, foros de poesía, etc; hoy 
me tropecé dos veces con la frase "deshuesar 
cerezas", y dado que nunca antes en 
mi vida había leído nada al respecto, y como soy 
muy curioso me fui a google y escribí
"deshuesar cerezas" a ver qué aparecía y así me
encontré con que existe un 
instrumento para deshuesar cerezas pero que 
en realidad al no utilizarse demasiado -porque 
¿cuántas veces al año necesita una persona normal
deshuesar cerezas?- y por lo tanto no resultar rentable y para 
colmo ocupar un espacio en la cocina que
podría sin duda ser asignado a un utensilio 
de mayor frecuencia de uso, resulta pues entonces
más recomendable deshuesar las dichosas 
cerezas recurriendo a un truco que 
consiste en colocar cada cereza 
en la boca de una botella de vidrio de
refresco de soda, digamos una coca, y presionar
el cuerpo de la fruta hacia el interior de la
botella con una pajita de plástico duro de tal
manera que la fuerza de la presión haga que 
la punta de la pajita traspase 
el volumen carnoso de la pulpa en dirección 
al hueso hasta alcanzarlo y luego removerlo de 
su sitio empujándolo hacia abajo a través del hemisferio
inferior de la cereza para finalmente expulsarlo
dentro de la botella con lo cual 
se ahorra uno tener luego que andar juntando los
huesos por toda la cocina y además se consigue 
retener el jugo de la fruta que esta pierde gracias a 
la susodicha operación; y total que si no 
para otra cosa, al menos ya este día 
sirvió para enterarme de cómo ahorrarme 
la compra de un superfluo aparato de cocina y sacar 
de donde menos podría pensarse un poco de material 
para escribir este poema que probablemente 
resulte tan inútil como el jodido deshuesador de cerezas