viernes, 3 de octubre de 2014

LA MONSTRUACIÓN


Se acrecienta más y más mi atracción por los pasillos. Largos y solemnes como una oración. De silencios crispantes y angustiosos. De penumbras diáfanas proyectadas en impar. Pasillos iluminados y pulcros recorridos en un triciclo a pedales. Las gemelas al fondo cogidas de la mano. ¿Y qué hay tras las puertas cerradas? Colchas verdes de camas sin hacer donde en cada pliegue hay una mueca de dolor. El olor de las naranjas. La máquina de coser de Lautreamont. Muertos en bañeras salpicadas de sangre. Detrás de las puertas del pasillo, a uno y otro lado, hay dormitorios, cocinas y lavabos ausentes de vida. Y gente de otro tiempo que devuelve tu saludo de un modo cinematográfico mientras una voz los presenta en off. Pasillos mudos en los que pedalea un niño en un travelling inquietante. Pasillos cubiertos con el púrpura de la muerte. Redrum... redrum... redrum... Y aunque es hijo único, exclama aterrado: ¡Yo no he sido!




4 comentarios:

  1. Hola Loli, Un beso. Lindo relato, feliz finde.

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    1. Un beso, Azzul. El relato es de Cabrónidas, como bien ha dicho él. Un genio este Cabrónidas jajajajaj.

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  2. Gracias, Azzul, el relato es mío. Aprovecho también para agradecer a Loli que cuelgue mis artículos y los dé a conocer. Un beso, Loli.:)

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    1. Para mi es un placer leerte y traerte al Nido, que es tu casa. Besos.

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