lunes, 25 de agosto de 2014

POBRECITO HABLADOR DEL SIGLO XXI

LUNES, 4 DE AGOSTO DE 2014

Vocaciones


De ser otro hubiese querido ser ángel del infierno; recorrer carreteras  enfundado en cuero sucio; hacer del camino el mundo; rodar, fumar y beber, quizás amar, solamente durante unas horas, y convertir el amor en cuerpo. Partir cada día con la certeza de haber dejado un recuerdo imborrable en alguien que  esperará en vano; que ya espera desde  el mismo instante de mi partida  mientras ve tras una cortina opaca cómo me voy haciendo pequeño en busca del horizonte encarnado.
De ser otro hubiese  querido ser poeta; recorrer sueños despierto; transformar  la palabra en verdad, o al revés; escribir, fumar y beber, quizás amar, solamente durante unas horas y convertir el cuerpo en amor. Enclaustrarme cada día en mi cuarto con la certeza de haber dejado un recuerdo imborrable en alguien que leerá en vano; que ya espera desde el último verso la encarnación de la palabra mientras tecleo el punto y final  y pienso en las críticas o en otro libro.
De ser otro hubiese querido ser reportero; recorrer calles, ciudades  y alcantarillas; hacer de la noticia denuncia; investigar, fumar y beber, quizás amar, solamente durante unas horas, y  convertir la fuente en amor. Partir cada día con la certeza de haber dejado un recuerdo imborrable en alguien que se creía  inmune en vano; que ya espera en el quiosco el fin de sus fechorías mientras doblo la esquina y  suena otra vez en mi  teléfono una nueva llamada anónima.
De ser otro hubiese querido ser maestro; recorrer aulas y pueblos; enseñar, fumar y beber, quizás amar, solamente durante  unas horas, y convertir en  amor  la maternidad. Partir cada curso con la certeza  de haber dejado en alguien un recuerdo imborrable que ansía crecer desde el mismo instante de mi partida,  mientras escucho a lo lejos el eco blanco de otro campanario  y un griterío que vuela  hacia mí en alas  de vencejo.
De ser otro hubiese querido ser yo; recorrer el tiempo; vivir, fumar y beber, y por fin amar, solamente, durante todas las horas y convertir tu amor en  mi vida. Partir hacia la muerte con la certeza de haber dejado en ti un recuerdo imborrable desde donde  bebo en vano  las lágrimas que me añoran y atestiguan transparentes que finalmente hallé   mi vocación.

LUNES, 28 DE JULIO DE 2014

Uno de los nuestros


El pasado sábado leía  la noticia que constataba de una vez por todas  lo que muchos ya intuíamos, y otros tantos sabían:  la naturaleza  mafiosa de Jordi Pujol, de CiU y de su proyecto nacional de país. Tras cerrar el periódico le dije al camarero que el cortado me lo cobrase sin IVA. Se lo dije en catalán, por si de ese modo mi petición resultaba más convincente, pero no coló. El camarero estuvo muy fino y me contestó que si me lo cobraba sin IVA, él se llevaba el 4%.
Jordi Pujol, ese hombre, esa nación. Fundador de CDC, CiU e ideólogo del nacionalismo catalán contemporáneo; encarnación de la  santísima trinidad del catalanismo; arquitecto moral y político del proyecto nacional catalanista; modelo cristiano, ético, moral, humano y político a seguir durante lustros para gran parte de la población;  origen indiscutible del actual proceso soberanista; faro y timón; imagen y semejanza  de lo peorcito de la burguesía y de la payesía catalana. Jordi Pujol,quien durante  décadas ha  impartido a diestro y siniestro, frente a  la mismísima Historia, lecciones de moralidad y patriotismo, escribía lo siguiente  el año 1976  en las páginas 65, 67 y 68 de  su libro “La inmigració, problema i esperança de Catalunya. Editorial Nova Terra. Barcelona:
“… el hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente madera humana, perode entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombre destruido y anárquico. Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia su propia perplejidad,destruiría Catalunya. E introduciría su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir, su falta de mentalidad. “
El año en que Jordi Pujol publicó estas palabras, Carmen tenía 11 años. Hacía 5 que había llegado a Catalunya,  junto a su familia, procedente de un pueblecito de El Temple  granadino. Con el dinero que el padre pudo reunir durante los cuatro años que trabajó  en Alemania, la familia pudo ubicarse en un piso  del Instituto Nacional de la Vivienda, en vecindad con  otras tantas familias de trabajadores andaluces.
Carmen se educó en los llamados Colegios Nacionales. Fue una alumna aplicada. Ella, igual que la mayoría de sus compañeras, aguantaban pacientemente y sin inmutarse las innumerables discriminaciones de las que eran objeto por parte de algunos de sus profesores  y de compañeras nativas. El censo del pueblo donde fue a recalar estaba compuesto en su mayor parte por población autóctona. Allí no solo no estaba prohibido hablar la lengua propia de Catalunya, sino que se enseñaba en el colegio. De hecho, el hijo  del alcalde franquista, al morir el dictador, se reconvirtió a la nueva democracia y encontró en CiU la organización idónea desde donde continuar con su labor política y medrar con sus negocios sin cambiar de idioma.
Un 23 de abril de finales de los 70  Carmen redactó la mejor redacción del concurso de literatura convocado por el colegio. La redacción fue premiada, pero la muchacha que recibió el premio y que apareció como la autora del trabajo que escribió Carmen  era otra ,  hija del pueblo, perteneciente a una larga estirpe catalana de amplia tradición caciquil cuyo cabeza de familia acabaría por detentar durante  ocho años algunas concejalías con CiU.
En aquellos años de transición, un día  Carmen fue invitada a una fiesta de cumpleaños en casa de una niña catalana. La mamá anfitriona la presentó a las mamás de las otras niñas diciendo que era andalussa, pero que era 'bona nena'.
Llegada a la edad de recibir por primera vez el sacramento de la Eucaristía, Carmen asistía semanalmente  a la catequesis obligatoria después de la cual tomaría la primera comunión. El mossen, un tipo de barriga pantagruélica y de rancio abolengo catalán, se enfadaba si alguna niña erraba en las respuestas a las preguntas sobre el catecismo. Cuando el cura estaba especialmente motivado y quería ser efectivo con su apostolado, amenazaba a las niñas con enviarlas a la ceremonia de primera comunión especial para castellanoparlantes si la semana siguiente no se sabían todas las preguntas.
A pesar de todo, Carmen fue formándose y creciendo. Al cumplir los 16 años tuvo su primer trabajo. Lavaba cabezas en una peluquería a las señoronas que la despreciaban por su origen  y compaginaba el trabajo con los estudios de Formación Profesional en la especialidad de administrativa. Al poco, fue contratada por el propietario del horno del pueblo de 'tota la vida', donde despachaba pan hasta la tarde. Cuando acababa su turno asistía al Instituto para cursar elbachillerato y el COU en horario nocturno. Pasaron los años y Carmen siguió trabajando en varias empresas y al mismo tiempo formándose, hasta que consiguió licenciarse en la universidad. Un año después  obtuvo un postgrado y finalmente un máster. Ahora, a  sus 49 años,  esta andaluza  desarrolla un trabajo de cierta responsabilidad en una empresa multinacional ubicada en Catalunya. Desde que cumplió su edad laboral, Carmen nunca ha estado en paro; siempre ha pagado sus impuestos; nunca le ha robado nada a nadie. Lo que tiene lo tiene, única y exclusivamente, gracias a su esfuerzo.
Las historias de  Carmen  y de Jordi Pujol son paralelas. Mientras ella y sus padres trabajaban con denuedo, honradamente, por forjarse un futuro, cumpliendo religiosamente con sus obligaciones  ciudadanas, el creador del proyecto nacional catalán   iniciaba la reconstrucción de su Catalunya, inspirada,  como en las mejores leyendas filofascistas, en un instante de iluminación místico y, de paso, sentaba las bases para acumular una gran fortuna producto del latrocinio, de la rapiña, del robo colectivo, propios de la más asquerosa delincuencia  de la que, a día de hoy, todavía no conocemos el verdadero alcance.
El catalanismo que diseñó Pujol  y su herramienta de ejecución -Convergencia Democràtica de Catalunya- están fundamentados en el texto que aquí referencio. No podía ser de otra manera. El proyecto nacional catalanista  de  Jordi Pujol y CiU están regados  con   aguas fecales que manan de la codicia, de  la xenofobia, del racismo y  del fascismo  más  pestilentes,  y a menudo sus orígenes se remontan a algunos de los elementos más reaccionarios del franquismo. De este texto de 1976 -que hoy día firmarían en la intimidad la mayor parte de dirigentes, votantes  y militantes de CiU y de ERC- solamente hay que permutar el gentilicio del inmigrante y escribir gitanos o judíos en lugar de andaluces  para vislumbrar entre las palabras, muy nítidamente, el rostro de los peores monstruos de la historia europea del siglo XX.
El de Jordi Pujol y toda su casta es  un pensamiento similar al de Sabino Arana, o al de Primo de Rivera,  que en Catalunya  arraigó en la burguesía y en la payesía  desde los tiempos de Valentí Almirall, del Dr. Robert y Enric Prat de la Riba para neutralizar el incontenible movimiento obrero que estuvo a punto de hacerles perder sus privilegios de clase. No hay más repasar algunas de las glosas de Eugeni d’Ors. (Vale la pena echarle un vistazo a algunos libros  del historiador Joan Lluis Marfany para conocer a fondo las raíces profundamente racistas del nacionalismo catalán.Por ejemplo “La cultura del catalanisme. El nacionalisme català en els seus inicis, Ed. Empúries, Barcelona, 1995.)
Sin embargo, la Historia  a veces se alía con la vertiente más poética de la justicia y nos revela que los grandes hombres, aquellos que imparten desde sus trajes  barrigudos cortados a medida lecciones de patriotismo, moralidad y ciudadanía, no son más que unos vulgares chorizos que han utilizado del modo más torticero que se pueda llegar a imaginar todos los elementos que construyen el sentimiento  identitario de un pueblo.
Ante este lodazal humano, político y social en el que nos ha revolcado  Jordi Pujol y su nacionalismo,  ERC  se mantiene equidistante, como no podía ser de otro modo.  De hecho, Alfred Bosch ha declarado que la infamia que se ha dado a conocer  recientemente no tiene porqué influir en los pactos de gobierno ni en el proyecto común hacia la independencia.  A pesar de que ERC es un partido fundado en 1931 y  que cuenta con más solera que el tinglado mafioso que  pergeñó Pujol a partir del año 1978, su ideología y su esencia es  a día de hoy hija política de CiU. Y es que ERC es heredera  de ese nacionalismo rancio, racista y pernicioso que castiga con la discriminación a quien no pague su 4%  o a quien no  gemine la “L” adecuadamente y que, a costa de la clase trabajadora,   ha engordado el bolsillo  a un centenar de familias,  amén de al propio Pujol, valedores de grandes privilegios a lo largo de todos estos  años de democracia.
No en vano, uno de los padres fundadores de ERC, Heribert Barrera, al que ningún dirigente de este partido desautorizó, decía hace apenas 13 años  que  “el coeficiente intelectual de los negros de los Estados Unidos es inferior al de los blancos”, o también que "Si no hemos llegado a integrar a los inmigrantes del sur de España cuando nos encontrábamos en una proporción de uno a uno, ¿cómo podemos esperar que, con una proporción de dos o tres contra uno, podremos integrar una gente más alejada de nosotros en cuanto a cultura, religión o  patrimonio genético…[!!].  Hay una dimisión ante lo que parece inevitable o una cobardía por miedo a ser acusado de racista o poco progresista que ha silenciado unas verdades que a mi me parecen indiscutibles. (…) si continúa viniendo gente de fuera, desde el punto de vista de la identidad catalana, no habrá nada que hacer”  (Qué pensa Heribert Barrera, d’Enric Vila. Deria Editors. Barcelona. 2001)
Por eso,   a pesar de aparentar ser un partido progresista y de izquierdas,  la mierda de Pujol y de su familia de delincuentes  parece no importar a ERC, perquè, al cap i a la fi, Pujol es de casa nostra. Porque al fin y al cabo Pujol es de aquí. Per què Pujol  es un dels nostres. Porque Pujol es uno de los nuestros.

De modo que con toda la ira, acritud y la mala leche que pueda llegar a reunir, grito ahíto, como si fuese un  disparo, que me cago en la familia Pujol, me cago en la Catalunya de CiU, me cago en toda su estirpe, me cago en ERC, me cago en el proceso independentista y me cago en la puta codicia que lo cagó y que los cagó a todos ellos. Estos tipejos no son catalanes. Estos tipejos son, en palabras del propio Pujol, la  "muestra de menor valor social y espiritual" de Catalunya, y de cualquier otro lugar donde hubiesen nacido.

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