fue bajo la lluvia
una noche de verano
hacía calor
había charcos en las calles
estábamos dentro del carro
el cristal de las ventanillas se había empañado
la besé
la besé largo rato
-a veces me parece que todavía estoy besándola,
que siento su lengua moverse sobre mi lengua-
hubiese querido no dejar de besarla nunca
ella se apartó al fin
creo que lloraba un poco
luego abrió la puerta del carro
no sé si me dijo "adiós"
o "cuídate"
da lo mismo
se bajó del carro y cerró la puerta
cruzó la calle bajo la lluvia
desapareció
empezó a vivir su vida sin mí
ya no he sabido gran cosa de ella
imagino que sigue estudiando
que a lo mejor ya está con alguien más
que de vez en cuando se acuerda de mí pero
no muy seguido
da lo mismo
yo ya estoy bien
leo tres novelas policíacas cada semana
me masturbo regularmente
pienso poco en suicidarme
solo quizás alguna que otra madrugada insomne
empantanado en la cama
enfrentado a la enorme vacuidad de mi puta vida
(¿qué mierda se supone que hago en este pendejo planeta?)
entonces agarro la libreta y el lápiz
escribo cosas como este poema
no parece ser nada del otro mundo
es evidente que no es nada del otro mundo ni mucho menos
pero con eso me alcanza para sobrevivir
HISTORIAS DEL CONGAL (1)
del puto coraje que sintió
cuando su marido, después de 3 años
casados y un hijo, le confesó
que le gustaban los hombres y su matrimonio
había sido solo un intento final
de ver si podía acostumbrarse a vivir
sin uno a su lado (un intento
terminado en fracaso -"la verdad, olga
es que nunca he podido dejar de sentir
un poco de asco al verte el coño"-);
del puto coraje y la rabia
y la decepción, olga decidió
no volver a casarse nunca y en cambio
se metió de puta en cuanto pudo
dejar a su hijo al cuidado de la madre
de su ex marido, y se fue a vivir a 700 kilómetros
de distancia, adelgazó, se tiñó de rubio
el pelo, se operó las tetas con el dinero
del divorcio, hace 4 años de eso, ahora
tiene 32 y se encuera cada noche
en la pista del "platinum" y si le invitas
un puto trago pasado por agua que te cobran
a 200 pesos viene a tu mesa y se deja meter
un dedo en el coño, y por 500 más
se va contigo un rato a uno de los cuartos
del hotel junto al congal; allí en el número 17
me contó su historia y me puso la mano
en el punto exacto donde le había quedado
la pequeña cicatriz de la incisión debajo
de la teta izquierda justo encima
del corazón
VISITAS DE ESTOS DIAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario