viernes, 9 de mayo de 2014

RAFAEL REIG

Carta con respuesta

De vita beata

Por fin me han convencido y me voy a vivir a un mundo raro, ese suyo en el que los malos son malos malasombra, malos de verdad, y hagan lo que hagan será por pura maldad. Tiene que ser cómodo vivir en un universo tan sencillo, con malos y buenos. Tiene que ser reconfortante ver confirmado a diario que “ellos” son malos y “nosotros” en cambio somos buenos. Así da gusto, mañana mismo pido asilo en ese país de tebeo tan cómodo en el que residen ustedes.
“Si no es cierto, se desmiente y punto”, escribe Ruth Toledano. Pero no es tan simple, porque están acusando a unos agentes de movilidad de un montaje y eso, de ser cierto, sería muy grave. Como todavía vivo en el mundo real (mañana mismo me exilio), me he tenido que leer la noticiapara formarme una opinión. A partir de mañana supongo que no me hará falta: con saber que los malos son malos voy que ardo. Los agentes de movilidad, como recordó Ana Botella (en contra de Esperanza Aguirre, porque los malos son así, ni entre ellos se ayudan), tienen presunción de veracidad. Si es cierto que unos agentes de movilidad fabrican noticias falsas y las difunden por SMS, a mí no me parece que baste con desmentirlo y punto. A mí me parece que la Comunidad debe denunciarlo, más aún si la víctima de ese montaje es el propio presidente. Y me parece muy bien que se pague con mis impuestos. Me sentiría muy desprotegido si viviera en un país en el que los agentes (pagados también con mis impuestos) pueden fabricar noticias para lesionar a alguien, incluso al presidente, con total impunidad. Y tampoco creo que sea la víctima la que tenga que correr con los gastos, cuando el daño se le hace en razón de su cargo público.
¿Que Ignacio González es malo? Aunque sea malo, y creo que lo es, tiene los mismos derechos que cualquiera. No soy yo partidario de que se pueda violar a una prostituta, por ejemplo, puesto que es prostituta. Una violación es una violación, no un simple impago, por muy prostituta que sea la víctima. Pero ya digo, en cuanto me arreglen los papeles, mañana mismo, lo veré correctamente: los malos son malos y contra los malos vale todo. ¿Unos agentes ponen en circulación noticias falsas y las envían a la prensa por SMS? Bueno, ¿qué importancia tiene, si se refieren a alguien del PP? Algo habrá hecho. Se lo merece.

Santos democráticos

Un consejo: deje lo que sea que está tomando, no le hace ningún bien. Mire, sustituya “canonizaciones” por cualquier otra palabra y se dará cuenta de que suena chiripitifláutico. Soy contrario a la existencia de sonetos alejandrinos porque son innecesarios, por lo cual deberían desaparecer. Haga pruebas, verá qué divertido: ponga “kiwis”, “lengua latina”, “cuñados”, “los Rolling Stones” o “los tapetes de ganchillo”.
Que las canonizaciones sean “a gusto del Vaticano” ¿le parece mal? Ça fait rêver, como diría Flaubert. ¿Le parecería más aceptable que se decidieran por sufragio universal, libre, directo y secreto? ¿Con listas abiertas cerradas? ¿Postulamos el derecho a decidir quién es santo? ¿Nombramos una comisión? ¿Lo decide el Senado, que en algo tiene que entretenerse? ¿O quizá mandando un SMS al 900-SANTO? ¿Votamos todos los países como en Eurovisión? O que se haga un referéndum sólo en Cataluña. ¿No querían decidir? Pues arreglado: que hagan santos catalanes, tantos como necesiten. O que voten si prefieren ser un simple Estado independiente, que es una vulgaridad, o directamente “tierra santa”, que mola mucho más, dónde va a parar.
Claro que, por otra parte, ¿no queríamos un Estado laico? Porque, con el debido respeto, un Estado laico no está para vestir santos; eso es cosa del Vaticano, precisamente. Laico quiere decir que esa sociedad particular se las apañe como quiera, igual que el Club de los Siete Secretos o la Hermandad de Amigos de los OVNIS, pongamos por caso.

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