martes, 20 de mayo de 2014

JOSE VILLA

LA FELICIDAD ESTÁ HECHA CON PALITOS DE MADERA

una vez fui feliz
pero de esto hace ya tiempo
una vez tuve mujer e hijos
y una casa pequeña con ventanas grandes y techo de tejas
y un patio donde había dos almendros
y mi mujer se dormía pegada a mi regazo por las noches
mientras mis manos acariciaban la tersa piel de su cuerpo
y su olor fluvial penetraba en mi sueño
adoptando la forma del sonido de palmeras meciéndose al viento
y yo sentía que estaba por fin donde siempre había querido estar
y que no me faltaba nada y creía
que la vida nunca sería demasiado diferente de como era entonces
los días discurriendo como nubes que se estiran indolentes en el cielo
al suave influjo de la brisa de una de esas tardes de verano
que parece que nunca perderán su luz y cada mañana
cada cosa estaba en el lugar de siempre y resplandecía
como si estuviese destinada a ser eterna pero ya se sabe
que todo se acaba todo está condenado a volverse 
polvo seco en las llanuras del tiempo yo una vez fui feliz 
y tuve una casa de paredes blancas con enredaderas y el tejado rojo
y allí viví un tiempo con la que fue mi mujer y tuve dos hijos
que cargué en brazos y alguna noche canté para arrullarlos
canciones de cuna que ya olvidé

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