domingo, 4 de mayo de 2014

JOSE VILLA

TANTO PARA NADA



estaremos un tiempo aquí abajo

jugaremos a crecer y volvernos hombres 
nos casaremos y tendremos hijos y de esta manera
nos fabricaremos un par de razones para creer
que debemos hacer determinadas cosas que tal vez odiamos hacer
-madrugar, comer verduras, hacer deporte, trabajar-
nos dejaremos convencer por nuestra media naranja
de que somos el marido perfecto, el amante ideal
el más cariñoso de los hombres, y ella la mujer 
más afortunada de la tierra, la más dichosa
y que cuando nos dice no me cambiaría por ninguna otra
no lo dice sólo como parte de una sutil estrategia
para que las próximas vacaciones de verano la llevemos al caribe;
nos sentiremos estúpida y completamente henchidos
de un sentimiento de gloria y grandeza humana 
cuando nuestros hijos nos digan eres el mejor padre del mundo
como si no supiéramos que los pobres no tuvieron opción
de elegir cualquier otro entre miles de millones
y que en caso de haber podido hacerlo
lo más probable es que habrían elegido a spiderman;
nos pasaremos alrededor de 50 años, en fin, 
pensando que nuestra vida tiene sentido
-y que si no existiéramos el universo sería un lugar más pobre-
y al hacernos viejos empezaremos a jugar con la idea
de que existe un lugar más allá del infinito
donde al morir uno se reencarna en un ser perfecto
y se reencuentra luego con los seres que amó 
transfigurados todos ellos en maravillosas criaturas resplandecientes
que flotan envueltos en los tibios rayos de la eternidad;
más tarde, ay, nos tendremos que morir

y entonces nuestro cuerpo comenzará a descomponerse
en millones de fragmentos que terminarán desperdigados por ahí;
algunos de los átomos que en su día conformaron lo que fuimos
se transmutarán en polvo seco y quizás en alas del viento
emigrarán a las llanuras de un país donde nunca estuvimos
algunos otros pasarán a ser huéspedes
dentro del sistema digestivo de un roedor
se mezclarán allí con partículas de queso y harina
y al final terminarán aglutinados en un buen montón de mierda
otros caerán en la órbita de un compuesto mineral
integrarán la cadena de nutrientes de un árbol de hoja caduca 
un arce, un baobab o un gingko biloba
y más adelante acabarán formando parte de un shampoo
de un jarabe para las reumas o una pomada para ponerse en el clítoris
y que cuando te la metan sientas el doble de rico;
cada una de las partículas que durante el curso de nuestra vida
estuvo involucrada en el intrincado proceso químico-eléctrico-biológico
a resultas del cual fue creado y existió y tomó conciencia de sí mismo
el organismo donde ocurrió que fuimos un individuo determinado
-cada fragmento de él, cada mínima fracción indivisible-
pervivirá por siempre sin importar las circunstancias donde termine recalando;
dentro de un millón de años
cuando la humanidad haya encontrado por fin la manera
de coger un átomo cualquiera y a partir de ahí 
reconstruir y dar vida de nuevo a todos aquellos seres
de los que a través del tiempo fue formando parte, 
podría suceder -quién sabe-
que un biólogo molecular nos hiciera 
volver a la vida dentro de un laboratorio
-el mismo cuerpo y la misma mente que tuvimos a los 25 años, digamos-
"hola, cabrón, bienvenido al futuro", nos diría entonces
"lamento informarte que tu regreso a la vida se produjo
a raíz de un puto error de cálculo cometido en el experimento
de resucitar a un tal william shakespeare, poeta inglés del siglo xvi";
sacaría entonces su pistola de neutrinos desintegradores
nos apuntaría al corazón, jalaría el gatillo
y un segundo más tarde volvería a reintegrarnos a la nada
bajo las jodidas y lejanas estrellas de siempre

1 comentario:

  1. Ohhh!!!!! Triste Relato de la Vida misma! Que mas? De esto se trata vivir. Gracias por compartir.

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