miércoles, 26 de marzo de 2014

LA MONSTRUACIÓN

Una persona es lo que hace y no lo que sabe, sin embargo, según sepa y pueda, así hará. Los hay que solo se han sentado por primera y última vez delante de un volante para sacarse el carné de conducir y no por tenerlo saben conducir. Conducir se aprende haciendo kilómetros y los hay que habiendo conseguido tan caro papel, en su putísima vida han conducido algo que no sea el carrito de la compra. A esos los perdono aún sabiendo que soy menos que nada para perdonar. De hecho, eso corresponde al que tenga piedad y sepa olvidar, y yo ni tengo piedad ni olvido, puesto que pese a los excesos cometidos tengo muy buena memoria y unas neuronas que harían palidecer a Tales de Mileto. O más concretamente, no la tengo con según qué tipo de imbecilidad humana. Y no es que haya sufrido un accidente de tráfico, no. Ni sea consciente de los peligros que entraña la carretera, no. Pero sufro una ira tan mordiente y superlativa con todos aquellos que jamás utilizan los intermitentes, que al próximo conductor/a que vea que pasa de ellos, pisaré el acelerador con saña homicida en dirección a su coche con más convicción que Kurt Rusell enDeath Proof. Y que Dios provea.




Publicado Por Cabronidas

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