domingo, 2 de marzo de 2014

LA MONSTRUACIÓN

Seguro que muchos/as habréis visionado una producción cinematográfica titulada Leyendas de pasión. Cómo me hizo reír ese melodrama. De hecho, ha sido una película de la que me he estado burlando durante muchos años. Ya sabéis que, como otras tantas cosas en la vida, el sentido del humor es subjetivo. Y a menudo me ocurre que me carcajeo como si de una patología se tratara, con muchas de esas películas que han sido concebidas, precisamente, para provocar el nudo en la garganta, el moqueo ininterrumpido y el llanto abundante. En la susodicha, queda patente cuan de incomprensibles pueden llegar a ser los sentimientos humanos. Cómo de rematadamente idiotas pueden llegar a ser los hombres y el enorme y nunca sobrevalorado poder destructivo de las mujeres.


Más que una sinopsis, os haré una presentación superficial de los personajes: Tenemos al coronel Ludlow, que abandonado por su mujer y desengañado con el gobierno por el cual luchó en el pasado, decide vivir su vida apartado de todo en un rancho afincado en las montañas Rocosas donde cría a sus tres hijos. Samuel es el hermano menor, un muchacho afable y débil, idealista y enamoradizo; quizá el mejor de los tres dada su inocencia y transparencia. Tristan es el hermano mediano, indómito, salvaje y aventurero y por ende, aquel que no acata las normas y se resiste a pasar por el aro; de los tres, el único que está falto de juicio y entendimiento. Y por último el hermano mayor, Alfred: El hijo que toda madre querría tener, cuya vida es la rectitud y el cumplimiento de las normas mediante la responsabilidad y la sensatez.


Un desgraciado día, Samuel decide presentar a padre y hermanos a su prometida Susannah. Este hecho, como detonante principal de todas las desgracias y mierdas que vendrían después y el estallido de la Primera Guerra Mundial en segundo plano, destrozan por completo la vida de los Ludlow, la de la propia Susannah y hasta la de la novia de Alfred que posteriormente le sería arrebatada por Tristan. Todo eso y mucho más, desgranado y desarrollado como si de un surrealista y enardecido culebrón venezolano se tratara.


Atreveos a verla y conoced la cruel y apasionada hecatombe que se desata con la presencia de Susannah, jajajajajajajajajaajajajajajajaja, ¡y eso que en principio solo iba al rancho de los Ludlow a pasar el verano! Jajajajajajajajajajajajaja.


Seguro que muchos/as habréis visionado una producción cinematográfica titulada Leyendas de pasión. Cómo me hizo reír ese melodrama. De hecho, ha sido una película de la que me he estado burlando durante muchos años. Ya sabéis que, como otras tantas cosas en la vida, el sentido del humor es subjetivo. Y a menudo me ocurre que me carcajeo como si de una patología se tratara, con muchas de esas películas que han sido concebidas, precisamente, para provocar el nudo en la garganta, el moqueo ininterrumpido y el llanto abundante. En la susodicha, queda patente cuan de incomprensibles pueden llegar a ser los sentimientos humanos. Cómo de rematadamente idiotas pueden llegar a ser los hombres y el enorme y nunca sobrevalorado poder destructivo de las mujeres.


Más que una sinopsis, os haré una presentación superficial de los personajes: Tenemos al coronel Ludlow, que abandonado por su mujer y desengañado con el gobierno por el cual luchó en el pasado, decide vivir su vida apartado de todo en un rancho afincado en las montañas Rocosas donde cría a sus tres hijos. Samuel es el hermano menor, un muchacho afable y débil, idealista y enamoradizo; quizá el mejor de los tres dada su inocencia y transparencia. Tristan es el hermano mediano, indómito, salvaje y aventurero y por ende, aquel que no acata las normas y se resiste a pasar por el aro; de los tres, el único que está falto de juicio y entendimiento. Y por último el hermano mayor, Alfred: El hijo que toda madre querría tener, cuya vida es la rectitud y el cumplimiento de las normas mediante la responsabilidad y la sensatez.


Un desgraciado día, Samuel decide presentar a padre y hermanos a su prometida Susannah. Este hecho, como detonante principal de todas las desgracias y mierdas que vendrían después y el estallido de la Primera Guerra Mundial en segundo plano, destrozan por completo la vida de los Ludlow, la de la propia Susannah y hasta la de la novia de Alfred que posteriormente le sería arrebatada por Tristan. Todo eso y mucho más, desgranado y desarrollado como si de un surrealista y enardecido culebrón venezolano se tratara.


Atreveos a verla y conoced la cruel y apasionada hecatombe que se desata con la presencia de Susannah, jajajajajajajajajaajajajajajajaja, ¡y eso que en principio solo iba al rancho de los Ludlow a pasar el verano! Jajajajajajajajajajajajaja.




Publicado Por Cabronidas
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