SARCO LANGE. POETA.

sarco lange

de bautismos y de crematorios

maniquíes
adentro de vitrinas desamparadas

como tumores

las preguntas/ (óyelas y calla/ pero acusa)
las preguntas/ la aseveración brutal de un alboroto
los juguetes vencidos
en lo judicial de una tormenta de vidrios azules
tu casa

mi casa

la imagen es esta: DOS

dos el hombre una la mujer/ el par
desnudos
lapidados

absurdamente perplejos

como himnos desbocados
fuera de plazo
tan perdidos

como fieras
escarbándose la carne
y chupándose los dedos

si fueras dios
yo sería el único ateo del mundo
que llevaría flores a tu altar
para resignarte

la fe mugre de uñas
liándose un tabaco y su indecencia
aspírame la boca
ruge/ no hagas nada

equilibristas borrachos
haciéndose espuma/ en la lengua/ el desperdicio
para tanto en el tan poco
agazapada

después el accidente
el charco/ lo numeroso del hastío
las histéricas carreras
sin llegar nunca a la humedad/ pero llegando
que las manos se abrieron
dejándonos volar
tesoros

y angustiosas madrugadas
que en el fondo no son más que cicatrices

porque de dos tragedias
se hace una misma vida
muerta

y no sé si importa en algo
que en el retardo del sexo se pudra esta anestesia
o en la paridad de un hijo que simula cansarse de pañuelos
reine la niña solitaria
como una abeja que poliniza su esperanza
entremedio de la niebla/ y en su azar

ignorante este diciembre
que se complace en obituarios
(guión de lepra demente podremos soportar la mentira
y faltó hembra santa la creencia/ la censura)

ignorante el poema
que se acuchilla/ el verso
por decir que ama
ciego
y se tiembla de lejos

ignorante la prudencia
y sus idiotas precipicios
los cuadros que alguna vez fueron plagiados
nos miran el pavor en nuestros ojos
hasta apagarlos de nieve
eyaculando

pero el deseo es bipolar
cuando chorreamos

o estar abiertos quizá estamos abiertos
vaciándonos el vello entre las manos
mirándolo/ contándolo/ oliéndolo
como pétalos malditos
de una flor que malversa la belleza
en lo macabro de esta esclava ceremonia

fuimos sobrepasados en el invierno de las camas
atragantados en patios que se masturbaban de adoquines
plumas tenías plumas falta de piel tenías plumas:
                                                                              ave metálica

porque un poema siempre es un manicomio
y mi saliva oxida el nombre
tan lejos/ que me jala el verbo
y somos jauría

o tal vez la clase social a la que pertenezco
se le olvidó el catálogo de la sonrisa/ y me hice piedra
erosionada la dicha hombre violada
escapándose la arena de mis manos
como penosos relojitos de cristal
que se abandonan a la carroña del tiempo
o mintiendo la verdad/ nunca creíste

me faltó la moraleja
que no la pude hallar por ningún lado
di vuelta la casa/ arrojé por la ventana libros y floreros
busqué como un loco debajo de las alfombras
para encontrarte/ después abrí las paredes
hurgué en el alma de los tejados
escupí la vida y también los testamentos
extraje la lava convulsa de cada puto rincón de esta caverna
me desnudé de jueves y de nacimientos
después salí al jardín y desenterré raíces y palmeras
le abrí el pecho a los perros y desarmé nidos y espejismos
me puse a correr como un poseso ilegal de funerales
pregunté a las hiedras y a los sauces y nogales
pregunté al sonido y al calor y a la viruela también les pregunté
pregunté el nombre a las acequias y pregunté y seguí preguntando
hasta darme cuenta que preguntaba con otra voz
una tan despacio que parecía lo famélico de las habitaciones

o un hospital que se queda sin doctores
justo en la medianoche del dolor

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