infancia perpetua
somos los niños huérfanos de la literatura
incómodamente eternos
pero con la frialdad de un barco
encallado en el medio de una escarcha de violines
porque vivimos
con las manos frías
nunca crecimos más allá de las edades
nos forjamos en un universo de peste y corrosión
nos dijeron cosas
nos maltrataron
nos provocaron
y nos hicimos fuertes
somos los niños abandonados de la vía láctea
los que nos acostumbramos a observar el sol
descuartizándose la cara detrás de las montañas
quisimos vivir cómodamente en nuestras guaridas
y sólo nos llenamos de deudas
luego, totalmente vencidos, fracasados y humillados
le echamos toda la culpa a los políticos
y salimos a las calles a mostrar estúpidas pancartas
vimos árboles crecer sobre las paredes
y se nos cayó el mundo encima
mientras los padres
violaban a nuestras madres
en las alcantarillas funestas de la desesperación
somos los niños enfervorizados de la poesía
trágica bandada de caballos alucinados
soportando lo insoportable
mientras nos drogamos muertos de la risa
con el olor maravilloso de los ferrocarriles
los miedosos
los que no supimos subir las escaleras
porque desde abajo
nos traicionó el vapor vetusto de los armarios
somos los niños calientes de los blogs
los que nos masturbamos encerrados en el baño
tenemos vergas largas y marítimas vaginas
nos tocamos más allá de la prudencia
nos prostituimos en la soledad de la miseria
y, ya aliviados, establecemos ritos y extrañas ceremonias
cantamos la humedad de lo imposible
y nos desgarramos
nos volvemos locos
nos largamos a gritar
y cuando ya estamos secos
vamos al mueble añoso que hay en la conciencia
y nos ponemos a abrir cajones
completamente psicóticos
delirantes, degradados
en algún lado debe haber una puta máscara
niños borrachos
alcohólicos y canonizados en un papel amarillento
hambrientos, resacosos
muestra gratis de un fatal medicamento
niños
que entierran
a otros niños
niños
hipócritas
somos niños huérfanos
tenemos más de 30 años
y odiamos la madurez de las tormentas
somos niños soberbios
altaneros
alérgicos
endemoniados
niños egocéntricos
vanagloriados en la pubertad maravillosa de un fatídico silencio
niños enamorados
violentos
ingenuos
enfermizos
somos los niños agredidos por la Navidad
llegaremos a ancianos
arriba de un tren conducido por fantásticas musas
(nunca crecimos, date cuenta)
tendremos arrugas mancillándonos el cuerpo
el coso ya no se volverá a parar
la cosa ya no se volverá a humedecer
nos preguntaremos el porqué de todo esto
tomaremos medicinas hasta la hediondez de los abismos
pensaremos en nuestros amores
enmarcados en la nube seminal de la poesía
y seguiremos llorando
como habitualmente lo hacemos
como niños
como tristes niños quejumbrosos
recordaremos cuando vivíamos plenamente
cuando jugábamos en el patio trasero de la realidad
cuando nos sentábamos en una plaza del centro
y nos reíamos de la misma vida que terminó por aplastarnos
nos mordíamos las uñas
y le dábamos el pésame
a las viudas que nos bajaban los pantalones
somos niños fumadores
a tres centímetros de un cáncer al pulmón
y temblamos de miedo
pero la estupidez
es más sincera
que un entierro a las 5 de la tarde
somos niños perpetuos
indulgentes
egoístas
con un pánico infinito
que nos pulveriza el presente
el día a día, el poema
vamos por las calles
pensando que una noche de estas
una cualquiera
la de hoy
la de mañana
o la de siempre
vendrá la muerte
a lamernos el sexo
a explicarnos que se acabó nuestra maldita e impúdica niñez
que desde ahora en adelante
tendremos que beber
el caldo amargo de una morbosa inmortalidad
y cerraremos
los ojos
por fin
estaremos tranquilos
nos acomodaremos
en el sillón amargo de la esperanza
nos brotará
una tímida
pero macabra sonrisa
entre los labios
nos levantaremos levemente
y nos tiraremos
el último pedo
y entonces
sólo entonces
aun con el culo humeante de unicornios
podremos decir
sin lugar a dudas
y sin que nadie lo desmienta
QUE FUIMOS LOS DIOSES PREDILECTOS DE TODAS LAS HAMBRUNAS
Te abrazo mi hermano telépata, aunque me hagas llorar jajajajja. Besos.
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