le falta poco

para entrar en la menopausia
está sensible, y claro
el culpable de todo 
soy yo:
de su dolor interno, de su insatisfacción
de su vida gris; se pregunta
"¿cómo pude haberme fijado 
en ti, el más jodido de todos
los hombres que iban tras de mí?
me idioticé, interrumpí mis estudios
de bailarina exótica
para estar contigo, qué estúpida
qué pendeja fui, con aquel cuerpazo
aquellas piernas, aquel culo 
que tenía, no me hubiera costado nada
llegar a ser alguien, a lo mejor la puta
de un jeque árabe, ahora tendría
un mercedes, una mezquita
un pozo de petróleo y el suficiente dinero
para arreglarme las tetas y quitarme 
la puta celulitis y pagarle 
una niñera a los niños, por tu culpa,
hijo de la chingada,
eché a perder mi vida, me embarazaste
en cuanto pudiste, no una
sino 4 veces, me arrancaste las alas
me condenaste 
a la mediocridad, esa mediocridad 
donde tan bien te sientes";
empieza a hablar
y ya nadie la para, de su dolor
de su amargura, de su anonimato
de sus miedos, de su culo fofo
y cómo se le cayeron las tetas
por mi culpa, siempre
por mi gran culpa, su puta vida 
arruinada, su brillante futuro 
hecho cenizas, su cuerpo
su perfecto cuerpo en ruinas
estragado por el alcohol, los hijos
las inmisericordes cogidas
las infinitas horas de pie
en la cocina preparando comida
las mañanas perdidas
los años perdidos en quehaceres estúpidos
por mi culpa, por mi gran culpa;
dentro de algunos años
seré culpable también 
de su hígado cirrótico, de su enfisema
de su artritis en la mandíbula, de sus quistes ováricos
del cáncer incurable en el culo
-tantas veces que me la cogí por donde no era-
seré culpable también
de que al fin se la acaben tragando los gusanoscuando se muera la muy hija de puta