EXISTÍAN. A ESO VENGO.
JUEVES, 20 DE JUNIO DE 2013
La tortuga
La tortuga caminaba calmosa, con los miedos de su estirpe a cuestas.
De vez en cuando se detenía, sobre todo si de repente la tierra temblaba.
Entonces, con el mismo sosiego con el que avanzaba, estiraba prudente el cuello más allá del borde del caparazón y, con perspicacia experta, oteaba los flancos y el frente hasta donde le permitia la vista.
Si el entorno permanecía seguro, la tortuga seguía el camino. Si continuaba temblando la tierra, la tortuga retractilaba el pescuezo hasta encerrar su cabeza en el interior de la coraza perpetua.
Allí esperaba paciente, a que cesase el temblor y el peligro.
Cuando no presentía amenaza, retomaba plácida el camino, pero cuando algo acechaba el instante, detenía de nuevo su paso.
Y así sobrevivirá la tortuga, hasta los 130 años, en el interior de su hueco, igual que vivió su madre tortuga, igual que vivirán sus hijos tortugas, por los siglos de los siglos, con los miedos de su estirpe a cuestas.
PUBLICADO POR EL POBRECITO HABLADOR DEL SIGLO XXI
Boa noite!
ResponderEliminarParabéns pelo belo Post.
Emocionante...
abraços
Sinval