sábado, 6 de abril de 2013

SARCO LANGE


en mi puerta cerrada
no caben los huesos
ni la fobia del escándalo

no caben
ni los pájaros
ni los pájaros de sus pájaros

ni el maldito
rumor de un vendaval
asustando a los niños
que habitan este miedo y su elegancia

golpeas
y tu mano pasa de largo
como un tren que ha perdido su propio rastro
como una herida que atraviesa su ansiado dolor
suena la escarcha
cuando se convierte en pelo
en calavera
en la altura indomable de un torpe sacrificio

porque hay un cerco demonizado
en el verso atroz de tanto poema
entonces crujen los dedos
sangra el recuerdo
se separan los mares
y la metáfora se torna lisiada
bajo el sauce perpetuo de un embrujo de sal

aun recuerdo
cuando te cambiaste de vagón
en la estación del metro Universidad de Chile
traías un pañuelo rojo atado en la cabeza
y trece monedas de oro
sangrándote desde el corazón de tu raíz
te vi desnuda entre la gente
abstracta, vulnerable, lejana de tanta cercanía
me acerqué con una plegaria entre las piernas
y te pregunté si la libertad
era la bandera fugaz de las lágrimas y su desorden
pero te desvaneciste, te hiciste niebla, huracán en el vacío
y yo me miré las manos, sangraban el fluido de tu carne
fui el manco feroz del metro a las cinco y media
el reo que injuria su cena porque la noche sabe a derrota
pero no me importó nada
pues nunca estuve allí
tú tampoco
ni siquiera estuvimos vivos
apenas un suspiro
entremedio de una guerra de claveles muertos

lo curioso
no fue eso

lo curioso
fue el agravio
de miles de brazos intolerables
ahorcando un recuerdo sin memoria

 





2 comentarios:

  1. Impactante como todos los poemas de Sarco, una cascada de imágenes que se sobreponen unas a otras y se dejan llevar por una corriente salvaje. Besos.

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