Getulio Roncesvalles, el poeta follador por excelencia, y excelente poeta y excelente follador, yo hablo de oídas, pero eso dicen.

poeta enamorado

en cierta forma uno vive enamorado
todo el tiempo enamorado
y uno sabe bien cómo es ella
lo azul de sus ojos
y cómo lo miran a uno esos ojos
y la forma cómo baila al viento
su larga y sedosa cabellera rubia
uno sabe
sus largas y esbeltas piernas
lo bien que le quedan las minis
su probable olor
y uno también sabe que ella no es la tipa
con la que uno realmente vive
la gorda esa
la bruja amargada esa
la loca de cabellos enredados
la que uno sigue sin terminar de explicarse
cómo diablos se vino a meter en la vida de uno
tan diferente de la otra
tan sobrada de kilos y arrugas y celulitis
y además nadie le dijo que viniera
simplemente apareció una mañana en la cama junto a uno
desnuda y alcohólica y con sus horribles
cabellos enredados cubriéndole la cara
y uno abrió los ojos y vio aquello y casi se caga del susto
¿dónde estaban los ojos azules?
¿dónde la suave mirada llena de melancolía y abril en portugal?
¿y por qué pasan las semanas y la deforme criatura
no da la menor traza de estar pensando en largarse?
claro que no cocina tan mal
y mantiene la casa limpia
y en la noche debajo de las sábanas es una verdadera fiera
pero por lo visto no tiene ninguna intención de marcharse
porque pasan los meses y ella sigue instalada en la casa
junto a uno como si eso fuera lo más natural del mundo
con su ruidosa presencia
con su gordura
con sus piernas cortas y un tanto torcidas
y a veces hasta se permite amenazarlo a uno
¡si vuelves a llegar borracho te largas de la casa, hijo de puta!
pero uno necesita el alcohol
¿de qué otra manera logras soportar vivir
junto a una tipa por la que no sientes nada?
una tipa que se ha apoderado de tu casa y de tu vida
y te obliga a permanecer a su lado y follarla cada noche
y por eso recurres al alcohol
y ahora ya rara vez vuelves a casa antes del amanecer
ahogado y tambaleante y agresivo
y cuando ves a la gorda allí tirada desparramada en la cama
no puedes evitar que una oleada de furia te invada
tú sabes que ella no es la que debería estar allí
la gorda se metió a la fuerza en tu vida y ya tiene rato
que sonó la hora de que por fin se esfume
te acercas y la coges de los cabellos y la arrastras
fuera de la cama sin contemplaciones
¡vete a la verga, puta!
y la llevas hasta la puerta y la empujas hacia la calle
¡no quiero volver a verte, perra malparida!
y mientras llega la rubia de ojos azules y largas piernas
destapas una cerveza y te sientas en la sala a esperarla
la única que tiene derecho a estar junto a ti y vivir contigo
y ser felices los dos para siempre jamás
pero te acabas las cervezas y bajas a la tienda
y compras otro seis y más tarde otro
y no parece que la rubia vaya a llegar
por lo menos hoy no
en realidad la que vuelve a aparecer es la gorda
y viene acompañada de 3 policías y por lo visto
le rompiste la nariz cuando la echaste de la casa
y dos costillas y le pusiste un ojo morado y la gorda
fue corriendo con loli y loli le aconsejó demandarte
-esas amigas poéticas feministas que tiene uno-
te van a llevar a encerrar
esos cerdos
esos insensibles ahora bajo las órdenes de la gorda
encierran a un poeta inocente
¿cómo te reunirás ahora con la mujer de tus sueños?
¿quién le dirá dónde ir a buscarte?

un poeta cuyo único crimen es estar enamorado