miércoles, 1 de agosto de 2012

NEORRABIOSO Y LOS DEPORTISTAS DEL PAÍS, DE ESTE PAÍS.


miércoles, 1 de agosto de 2012

Los mejores deportistas siempre son de mi país (II)


Ya he comentado en otras ocasiones que el deporte de masas funciona en clave de interés patriótico y como mera palanca de aborregamiento de la población, y a este respecto escribí un artículo hace unos meses que se titulaba Los mejores deportistas siempre son de mi país (AQUÍ), asunto sobre el que vuelvo. ¿Que España tiene a dos grandes esquiadores como Paco y Blanca Fernández Ochoa? Pues venga, horas y horas de televisión en abierto hasta que los españoles se aficionen al esquí, esto es, a España. ¿Que hay dos golfistas extraordinarios como Severiano Ballesteros y Chema Olazabal? Pues hala, horas y horas de golf, más España, más España. ¿Que de pronto surge un piloto de rallyes sensacional como Carlos Sainz? Pues nos hacemos seguidores de los rallyes, oyes. ¿Qué surge Arancha Sánchez Vicario y Conchita Martínez? Joder, qué casualidad, si el tenis femenino ha sido siempre mi deporte favorito. ¿Que hay un tal Abascal, un tal González, un Cacho, un Martín Fiz o Abel Antón? Pues venga retransmisiones y retransmisiones de mítines y más mítines y maratones para que podamos seguir sus pateadas, pues el asunto es calafatear España, publicitar España, si es que somos la hostia, ra-rra-rra. Eso sí, cuando se retiran los Fernández Ochoa y Olazabal y Ballesteros y Sánchez Vicario y Conchita y Carlos Sainz y los atletas de medio fondo, y ocurre que no hay nuevas generaciones de cracks que cojan el testigo, no te esperes que la prensa, radio o televisión te sigan dando esos deportes, no: los medios de la nación no sólo hacen desaparecer los resultados de los participantes españoles, que ya no interesan desde que pierden, sino que hacen desaparecer el deporte al completo. Si no ganamos, parecen decirnos, ese deporte no nos conviene nada, ese deporte es enemigo, no da dinero ni hace patria, qué asco.

No culpo sólo a España porque este comportamiento ventajista forma parte de una desgracia planetaria que ya dura dos siglos y se llama estado-nación, desgracia cada día más imposible de creer en un mundo donde existe Internet y se puede viajar de Madrid a Berlín en unas horas. Según esta desgracia, todos los países del mundo cuentan con extraordinarios deportistas por la sola razón de que sólo ponen los focos y las linotipias allí donde ganan sus compatriotas. El deporte les importa un bledo. Por culpa del estado-nación, los propios Juegos Olímpicos no son la confraternización universal con que soñaba Coubertin sino la continuación de la guerra por otros medios, por parodiar a Clausewitz, el tinglado que se monta cada cuatro años para que unos grupos se acusen los unos a los otros no por unas ideas o convicciones, sino por algo más mostrenco como las supuestas idiosincrasias y la maldita casualidad del lugar donde has nacido. A este respecto, os remito a la información que publica hoy el diario Marca donde se sugiere conjura arbitral contra España (AQUÍ) en varios deportes (aunque os invito también a leer los comentarios a la noticia, porque observo con alegría que cada vez les cuesta más engañar a la gente con la matraca patriótica).

Y ahí es donde quería llegar. España no ha ganado hasta ahora una sola medalla en los Juegos (en algunas disciplinas ha estado a punto) y la basca está intranquila, porque los medios ya nos habían convencido de que España es una superpotencia en el deporte, los españoles lo ganamos todo, los franceses nos tienen envidia, etc. Pero el problema es que eso no es cierto. Ni ahora ni antes España ha sido una potencia deportiva mundial. Sí, tiene a Gasol, a Alonso, a Nadal, a Contador, a Lorenzo, a la selección de fútbol, a varios cracks que ya se preocupan los medios de mantenerlos en la portada un día sí y otro también (muchas veces merecidamente), pero para ser una potencia en el deporte hay que ser una potencia polideportiva, cosa que España nunca ha sido y de momento no tiene las estructuras para serlo, porque para ser polideportivo hace falta variar la oferta en las escuelas o lugares de residencia de nuestros niños, y de momento, y quitando la comunidad de Catalunya, los niños españoles siguen centrándose en los tres o cuatro deportes mayoritarios. Si un niño español quiere jugar a bádminton o a hockey sobre patines o practicar el remo o el tiro con arco, ya se le puede quitar de la cabeza, porque en el 90% de los casos no lo podrá hacer.

Existe una clasificación anual que considero importante y que los medios españoles nunca citan. Es la llamada Clasificación Mundial de las Grandes Naciones del Deporte, que tiene por objeto establecer una jerarquía anual de las diferentes naciones. Se toman en consideración 126 países, 52 deportes, 149 disciplinas, 1577 competiciones y 4912 medallas. España ocupó el último año la decimocuarta plaza, muy lejos de otros países como Alemania, Italia, Francia o Reino Unido (por no hablar de USA, China o Rusia), países que la propaganda mediático/patriótica nos ha hecho creer en los últimos años que están por debajo. Pero no. Decimocuarta. Un puesto más que digno pero que se debe mantener en secreto, porque no es lo suficiente bueno como para hacer patria.
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FUENTE: Wikipedia (AQUÍ

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