miércoles, 8 de agosto de 2012
La vieja - JEAN TARROU
Yo soy la vieja que desde el escollo observa el mar en sus arrugas. Peina con sus manos de arena la senda húmeda que deja a su paso por la playa el caracol.
El mar es como un ovillo filoso y de papel, en el poniente de las cumbres de sus olas se esconden los misterios del orbe, la historia pequeña y profunda del hombre, el alfiler que es su espíritu.
Y yo soy la vieja que observa obstinada y paciente hasta adivinar el reverso del mundo en los trozos del espejo roto de las aguas. Y mis dientes, amarilleando al sol y al tiempo, son los corales con que se corta el fruto que alimenta los océanos.
Escuchadme, soy la vieja contumaz y de mansedumbre que dio la espalda a sus países, la madre del tritón que de accidente parió y amamantó al hombre de secano, memoria muerta y un hijo que no reconozco desde el momento en que me volví a mirar el mar.
La lengua de aspereza y costra por la sal que me sube de la garganta del risco acuna en su idioma a los cangrejos. Mi pelo blanco de furia brinda el fuelle a la tormenta que naufraga y sucumbe a los héroes soberbios.
Soy aquí esta vieja que espera con la risa enjuga, pulmón de aire marino que acartona el pecho y agota de antemano a los lunarios. Carcajadas de lobo y león marino, castañeo de óxido en los huesos, cuero en las arrugas de la frente, polvo de barro en el costado abrupto de la tierra, un estornudo del mar salpica legañas de espuma.
Acudid a los confines. Aquí hallaréis a la vieja en su quicio, frontera exacta entre la piel y el corazón, oscilando su cuerpo ajado en las plumas del abismo, asomado el cuerpo a las profundidades, retando a los azogues, mirándose venir.
JEAN TARROU (Castellón de la Plana, 1989), La vieja, 20 de febrero de 2012. Extraído de su blog La intermitencia de los faros (AQUÍ)
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