miércoles, 8 de agosto de 2012
Diez centellas
• • • Por qué decimos de raza blanca, no lo entiendo, mi piel es medio naranja o marrón claro, la de los niños es más rosácea que blanca, desde pequeño ya me disgustaba esta expresión porque algunos negros sí que son negros pero ningún blanco es tan blanco como para ser blanco y tampoco son amarillos los amarillos.
• • • Para esta etapa mía postNatalia guardo todos los consejos de supervivencia que me escribió ella misma en papelitos tigreados, consejos sobre higiene, alimentación, sociabilidad, literatura y hasta de sexo, tan esenciales que cuando tengo dudas y me entran mis doscientos miedos distintos de morirme necesito leerlos: se han convertido en mi catecismo.
• • • Desesperado con Vargas Llosa. Que un tipo que ha escrito La literatura es fuego haya terminado escribiendo La civilización del espectáculo es como pasar de Marat a Catón el Viejo.
• • • Recuerdo también que de pequeño utilizaba mucho la expresión “color carne”: tu camisa es de color carne, la tapa de este libro es de color carne, etc. Ahora ya no lo digo nunca y supongo que será por haber vivido tanto tiempo en Lavapiés, donde el “color carne” se descuaderna y pierde sentido en semejante babel de madrileños, senegaleses, ecuatorianos, marroquíes o indios.
• • • Recibo un correo muy bonito sobre mi libro en papel. Lo bueno: “La verdad es que me gusta mucho tu manera de entender la poesía, punzante, hermosa y muy verídica también. Mucho más que el tipo de poesía que solía leer, más rígida, petulante y encorsetada”. Pero luego: “Como único comentario de lectora impertinente la insistencia en Iratxe, que distrae un poco el lado de las marujas como yo de tu poesía”.
• • • Me molesta la decadencia de Vargas Llosa porque sigue siendo con mucha diferencia mi novelista en español preferido (uno todavía no ha madurado y sigue necesitando preferidos).
• • • Más sobre la influencia exagerada que ejercen sobre mí algunas mujeres. El sábado pasado estuve a punto de irme solo al cine, como suelo hacer a veces, aprovechando que era primero de mes y había cobrado, pero recordé que la última vez que lo hice Natalia me dijo que no le gustaba que fuera solo, que es muy triste ir al cine solo. Y al final no fui, por si me pasaba algo malo (desde que me dejó Iratxe, soy básicamente un catálogo de miedos).
• • • Pero qué grande es Menéndez Pelayo en ocasiones, cómo vuelca en Menéndez Valdés o Blanco White o Pérez Galdós sus prejuicios católicos y protoespañoles, y, sin embargo, les reconoce y les salva y hasta se entusiasma con el talento literario de todos ellos, como si existiera una “excepción cultural” que atenuara lo que él señala como pecados antipatriotas. La Historia de los Heterodoxos Españoles contada como la cuenta, al menos en la parte que se refiere a los escritores, termina siendo una especie de Antología De Autores Españoles Muy Equivocados Que Sin Embargo Debes Leer.
• • • Cuando Javier Cercas escribió aquel hermoso artículo (AQUÍ) reivindicando a Vargas Llosa en lo esencial para la izquierda, yo le di la razón y se la quité a Vicenç Navarro (AQUÍ), que argumentaba en contra. Pero después de leída La civilización del espectáculo ya no hay razones para insistir en lo mismo, lo siento: Vargas Llosa es hoy básicamente un conservador. Y un conservador plano y campoamorino, de consejos como de todo a cien, un Aristarco o un Cascales sobrentendido.
• • • Por cierto que me encontré a Iratxe por la calle hace tres meses y lucía delgadísima, anoréxica perdida la pobre, tan silbido y hacia abajo que volví a Creta triunfante y capitán del mundo, pues qué soy más que un miserable y un resentido y además estoy orgulloso. Mañana se cumplen dos años desde que me dejó y ya me noto el mal humor.
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