martes, 8 de mayo de 2012

JEAN TARROU - BATANIA en comentarios.


Algunas cosas sobre el presente y su proyecto

 
 
 
 
 
 
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La experiencia militante me ha dotado de muchas cosas buenas, y cuento entre ellas un nivel de criticismo abrumador. Pero por otro lado, a ratos temo haber desembocado en ese fatalismo empírico y  muy mío y nada mío que de última derrumba cualquier brote de ilusionada utopía en mi cerebro. Lo rápido que me desencanté el mayo pasado. Cómo seguía asistiendo a las asambleas por mera obligación moral, y no por fe, esa cosa que resbala de licuescente a cualquier asidero. El menor idealismo fantasioso que me brota es pisoteado por las terribles suelas áridas de la bota del dogma, y con dogma me refiero a yo misma mostrándome de manera tajante la forma en que se hacen las cosas, y que esta tampoco es, Natalia, que así nos vamos a ningún lado y a qué perder la fuerza y el tiempo. Hablo de un adulto que me ha nacido en el pecho y me dice que cada movimiento de mi decepción responde ante un escrutinio racional e inapelable. En fin, me está saliendo bigote.
Pienso ahora, (pero no te fíes, mañana volveré a ser toda yo en mis contradicciones). Hay que hacer la revolución, cuando sea, como sea, con las manos manchadas del barro irresponsable y loco. Hay que ser desbaratado y honesto con nuestro niño, el que se creía a la primera cualquier patraña dulce. Porque del caos nacerá también la cordura, o eso querría creer. En cualquier caso. Primero la revolución. Después vemos.
***
Batania me brinda la voluntad, el querer ser. Con él cerca mi objetivo es Silvia Plath, y me lo creo. El premio nobel no me parece una quimera. Rechazar el nobel, ya ves tú qué bobería. Superar con creces a cualquiera de mis dioses… ya que en el fondo de mi egomanía, en sus noches más saludables, ninguno de ellos se me escapa en la imaginación, siempre y cuando Batania siga pinchando. Con Batania poniendo mi zanahoria donde casi llego pero aún no.  Sin él se me van las ganas de correr, se me muere este veneno trashumante.
¿Y si fracaso? ¿Será el culpable Batania? Seguramente. Sí serás, hazte cargo. Pero  también culpable de llevarme al filo del intento y empujarme a traición. Porque yo quiero saltar, aunque me descalabre, ya lo he dicho. Culpable de una victoria per sé, entonces. Y al cabo tampoco tengo nada que perder. Los frutos de mis méritos profesionales y académicos (o aquel puesto de telefonista) siempre estarán ahí, a mi alcance como al de cualquiera. Todo lo que no es esta ambición es gratis y le vale a todo hijo de vecino. Mis fracasos y mis victorias son una misma cosa, el salto, y son mías, y se los deberé a mi valor, pero y a Batania.
***
-Batania no es ninguna sorpresa, no es un giro del destino, no es otra cosa más que lo que me hacía falta, lo que me tocaba, el empujón que esperas pero que no sabes para cuándo llegará-
Es lo que me hacía falta, digo. El eslabón definitivo. Tuve quien me dio las ganas, quien me dio las herramientas (el cincel y el martillo, quien me puso delante el mármol), incluso quien me enseñó a usarlas, tuve un tiempo de ejercitar brazos y espalda con que poder mellar la roca. Pero Batania me insulta, me acusa de cobarde y enciende la mecha. Batania me estalla para por fin la victoria. De Samotracia, por ejemplo. Ese será, amor, el nombre de nuestra próxima isla.
Quede claro, la artesana soy yo, el talento es mío, Batania es una razón sin forma, un «porque a mí me da la gana».
***
No os metáis con él, no recriminéis cuando me diga que no llego, que solo alcanzo al mediocre, que no tengo nivel, que me quedo en artificio y pólvora mojada. No os metáis siquiera, porque esta batalla es mía, me pertenece este pulso. Es una cosa entre yo y él. ¿No intercedéis en mi defensa por dudar de mí? Pensáis que me arruinará, aunque no es eso lo que busque. Que sucumbiré ante mi reflejo en sus palabras. No me creéis capaz de soportarlo en las críticas, pensáis que conseguirá apagarme y me hundiré en sus desprecios (que no lo son). ¿Es eso, no? No me tenéis fe. No confiáis en que al final le cierre el hocico y a la vez le dé una o toda la razón. Que tendrá por fuerza de mis triunfos que abrirme la puerta de su parnaso, como ya hoy me abre su casa, y su cama, y su cuerpo, y el corazón.

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Mentir cansa mucho
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4 Respuestas a Algunas cosas sobre el presente y su proyecto

  1. Batania dijo:
    ¡Qué grande! Hay que pensar en Silvia Plath, sólo así llegarás a ser Natalia. Yo siempre quise ser Maradona y intentando mi Maradona llegué a jugar en Regional Preferente. Bexoxoxooxoxoxoxsssssss ¡Qué bien escrito! Esta vez has sido pretenciosa pero nada nada nada mediocre, grande!!!!
  2. Batania dijo:
    Fe de erratas: “E intentando”, debí decir
  3. Batania dijo:
    ¿Pretenciosa he dicho? Rectifico, rec-ti-fi-co, al contrario, más natural que la naturaleza, cuando somos pequeños todos queremos ser astronautas o Maradonas o Mariacallas, pero el hombre sabio y perfecto y puaggg nos va calzando la escuela, los padres, los jefes, los maestros, las urnas, los exámenes y la Facultad de Filología, que no son más que instrumentos que enseñan cobardía y conformismo. La naturalidad es algo que uno debe defender todos los días; llamo natural al que consigue esquivar toda esta maquinaria de resignación y funebrismo y con 70 años aún dice: “Pues yo sigo queriendo ser astronauta”.
    Besososososoosososoosososoososssssssss
  4. Gah dijo:
    Juas Juas! Dan ganas de ir a hacer una pintada que diga eso:
    “Pues yo sigo queriendo ser astronauta”.
    La de proyectos chiflados que vamos a llevar a cabo, juro!

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